Correo
Domingo de Resurrección
El Triduo pascual que hoy finaliza, nos ayuda a entender que el camino que recorre el ser humano no lo realiza solo, tenemos un Dios que viene a nuestro encuentro, que se preocupa y da su vida para nosotros. En el acontecimiento de la resurrección vislumbramos el signo más claro de la presencia de Dios, que quiere iluminar nuestra vida y acercarse a nuestras dolencias para caminar con nosotros y sacarnos de la soledad.
La Pascua que hoy celebramos es el tiempo donde Dios se deja ver y, al igual que a María Magdalena, nos sorprende con su amor y nos invita a creer. Efectivamente, la resurrección es el tiempo donde Dios se nos manifiesta y no nos deja solos. Hay una intención clara de acompañarnos, de conocernos y de involucrarse en la historia de cada uno de nosotros; de cargar nuestros dolores y tristezas y ayudarnos a mirar la realidad desde la luz de la esperanza.
Entiendo que hoy es difícil mirar nuestra realidad con esperanza, sé que para muchas personas el día a día es una batalla constante, especialmente en medio de los sufrimientos y angustias que deben vivir para poder sacar adelante a sus familias.
En el complejo contexto de violencia que enfrentamos, sembrar la esperanza es una vocación, un proyecto de vida, una invitación diaria a buscar el diálogo; un compromiso con las víctimas de esta violencia y una exhortación a mirar al otro con amor y perdón.
Por estas razones, la celebración de la resurrección ayuda en el fortalecimiento de la esperanza, que mueve y transforma nuestros corazones para disponernos a amar, dialogar y perdonar. De la mano de Pedro y Juan, que corren al sepulcro en el Evangelio de la Resurrección, queremos correr también nosotros al encuentro del resucitado, especialmente en la persona de quienes sufren y han sido vulnerados.
Hermanos y hermanas, que tengan una muy Feliz Pascua de Resurrección.
Monseñor Jorge Vega Velasco Obispo Diócesis de Valparaíso
Declaraciones de excanciller
Leyendo la entrevista a la excanciller Antonia Urrejola en el diario El País, llama la atención la afirmación que ella hace respecto a que operó en su contra un grupo de interés empecinado en hacerle la vida imposible y que en el mundo de la política exterior sigue existiendo misoginia. Por otra parte, respecto a una eventual autocrítica, señala que tuvieron (tercera persona) una mala gestión comunicacional, pero se siente (primera persona) satisfecha de haber contribuido decididamente a la mejora y actualización de la política exterior de Chile.
Al respecto, ante la polémica generada por el Presidente Boric con el senador Kerry; el impasse con el embajador de Israel; la intromisión del Presidente Boric en asuntos internos de Perú durante la CELAC; la informalidad, bordeando la vulgaridad, con que se trataban los temas en la cancillería; la ausencia por vacaciones de la excanciller durante la visita oficial del canciller alemán, entre otros, llama la atención la facilidad con que la exministra se desmarca de su responsabilidad en el mal desempeño evidente del Ministerio de Relaciones Exteriores, aludiendo a una de las excusas de moda, como es el hecho de ser mujer, sumado a una falta absoluta de una verdadera autocrítica. Como mensaje final, ella lo hizo bien, la culpa fue del resto.
Finalmente, respecto al currículum que ella menciona tener en materia internacional, no es precisamente garantía de éxito en la gestión ni mucho menos de capacidad de liderazgo. Lo que sí debiese asegurar es la capacidad para asumir responsabilidades en función de su alto cargo.
Anthony Covarrubias Castro
Lenguaje
Como dice Mark Thompson en su libro Sin Palabras, el lenguaje importa. Y cuando líderes, activistas y comentaristas emplean ciertas palabras, pueden moldear la opinión pública y los resultados van desde la paz a la guerra y todo el espectro de posibilidades intermedias. Ejemplos recientes nos sobran en casa: un ministro hace dos años denostaba por redes sociales a Carabineros como "pacos criminales y asesinos"; una ministra motejó como "gatillo fácil" una ley que se discutió para reforzar las labores de orden y seguridad policial; y ahora una periodista trató de "paco" al carabinero asesinado en una transmisión en vivo.
El mismo autor advierte que en el lenguaje, la coherencia y la confianza ganadas con esfuerzo también importan más que cualquier cosa. Pero lo que vemos día a día en el lenguaje escrito, hablado y visual es una profunda falta de profesionalismo y bajos estándares. Como ciudadanos de a pie, no nos desentendamos del rol que tenemos y ejerzamos nuestra responsabilidad al elegirlos, sean políticos, productos o servicios.
Jorge Manríquez P.
FF.AA. y Constitución
Es bueno y comprensible que los expertos constitucionales tengan visiones diferentes y las debatan para una nueva Constitución. Lo que no es comprensible es que se tergiversen los hechos durante los debates. El experto constitucional Flavio Quezada votó en contra de un capítulo para las Fuerzas Armadas (FF.AA.) porque, dijo, "es una innovación del texto vigente que no tiene antecedentes de la tradición constitucional chilena". Pero revisando la historia se constata que ya en las constituciones de 1822 (Título IX), 1823 (Título XX) y 1828 (Capítulo XI) se consideró a las FF.AA. en un título o capítulo especial y así lo consideró también el Capítulo XI de la actual Constitución y la propuesta constitucional del año 2017.
Por otra parte, el experto constitucional Francisco Soto expresó que lo novedoso ahora es que "sometemos a las FF.AA. al poder civil". La realidad hoy es que las FF.AA., de acuerdo a la Constitución vigente, son "dependientes del Ministerio de Defensa" y, además, "son esencialmente obedientes". Es sorprendente cómo la ideología hoy prima sobre los hechos y la realidad.
Carlos Fanta De la Vega
Pasado y presente
Es indudable que los viejos tenemos la sabiduría y experiencia que nos dan los años; sin embargo, es necesario que aceptemos los cambios, nos adaptemos a ellos y enfrentemos los últimos desafíos que nos regala la vida con altura de miras.
Cada generación ha tenido su época de esplendor y es legítimo que la consideren la mejor, pero debemos ser realistas y considerar que el pasado, bueno o malo, pasado es, por lo que tenemos que pensar en el presente.
Jorge Valenzuela Araya