La voluntad contra la delincuencia
El brutal homicidio múltiple de Quilpué exige carta de navegación clara en medio de esta tormenta de inseguridad pública. La batalla por la seguridad, en sus múltiples frentes, es una tarea colectiva que exige metas y procedimientos claros, hasta lograr una victoria de beneficio general.
El cuádruple homicidio de Quilpué advierte que el país navega en medio de una tormenta delictual que no cede. La tarea es saber navegar hasta llegar a puerto seguro, lo que exige, más que nada, voluntad y una carta de navegación clara, sin rumbos erráticos. Se anuncia una inversión de US$ 1.500 millones en seguridad, recursos que son necesarios, pero que resultan inútiles cuando no se invierten de forma focalizada y con objetivos claros. Alguien dice por ahí que sin justicia social no hay seguridad. La verdad es que sin seguridad es imposible una efectiva justicia social. En estos momentos críticos vemos cómo el delito frena la educación -comprobación reciente en Valparaíso-, también que se atacan los centros asistenciales de urgencia y la gran mayoría de la población sabe, directamente, que el transporte público es inseguro.
Todas estas son expresiones concretas de injusticia social que afectan a los más pobres por falta de seguridad en las calles, en el entorno de servicios básicos de salud o de educación.
Y la droga, sabemos, es un factor determinante en la crisis de seguridad. Una encuesta de Panel Ciudadano de la Universidad del Desarrollo establece que el 77% de la población estima la sociedad está perdiendo la batalla contra los narcos. Es la sociedad la que está perdiendo, no las policías o el Ministerio Público, que son las herramientas que tiene la comunidad para defenderse. Pero esas herramientas, esas organizaciones deben contar con el apoyo sin reservas de toda la sociedad y de sus organizaciones.
Y el espectro social es amplio, pues va desde las organizaciones políticas hasta las agrupaciones vecinales y municipales, pasando por el importante ámbito de la educación en todos sus niveles. La batalla por la seguridad, en sus múltiples frentes, es tarea colectiva que exige metas y procedimientos claros hasta lograr la victoria de beneficio general, de justicia social que se traduce en salud, educación, trabajo y tranquilidad.