La delincuencia no tiene límites
Es realista la advertencia del alcalde de Concón sobre la flexibilidad criminal y los confusos anuncios oficiales de intervención. La flexibilidad de la delincuencia, que no reconoce límites comunales, exige una mirada amplia en las intervenciones, pues la pandemia criminal ataca por todos lados.
Mientras el Estado de derecho debe moverse entre mil y una reglas, la delincuencia, en su anomia, tiene una flexibilidad extraordinaria. Si hay problemas por un lado, atacamos por otro. Es la realidad que capta con notable sentido común, que no es el más común de los sentidos como es sabido, el alcalde de Concón, Freddy Ramírez.
En entrevista con este Diario, advierte que "el delito se traslada, y lo que no puede ocurrir es que, por el bien de una comuna grande, comunas más pequeñas se vean afectadas por hechos delictuales". Tiene toda la razón, pues si una comuna cuenta con tecnología, pórticos de detección de patentes, vehículos y otros medios de seguridad, la delincuencia se va donde sea más fácil operar. Y esto, sin duda, será más notorio cuando se apliquen las confusamente anunciadas medidas de intervención.
Ante esta realidad, el jefe comunal postula "una mirada mucho más integral del tema". Comparte, además, las inquietudes de sus colegas que presentan en sus localidades altos índices delictuales.
Una mirada integral supone, junto a recursos, una integración de los esfuerzos de Delegación Presidencial, Gobernación, policías, Ministerio Público y municipalidades. La integración significa compartir estrategias, medios e información. Todo ello, idealmente, sin reservas, dejando de lado la calculadora política y las consignas. El objetivo de la integración, la coordinación, es hacer sentir al delincuente que no hay brechas por donde pueda atacar, pues existe un frente común de defensa. Pero no basta con la defensa, hay que adelantarse a los ataques y analizar las ramificaciones del delito que tiene muchas caras, como es el caso del invasivo comercio ambulante, que ocupa los espacios públicos y muchas veces es una trinchera para delincuentes que atacan en las calles.
La flexibilidad de la delincuencia, que no reconoce límites comunales, exige una mirada amplia en las intervenciones, sin discriminaciones, pues la pandemia criminal se mueve y ataca por todos lados.