DE PLATOS Y COPAS
POR MARCELO BELTRAND OPAZO, CRÍTICO GASTRONÓMICO
La noche en el Bloom Bar, en Reñaca, se alarga. Las sillas son cómodas, la música no es invasiva y las conversaciones de los demás comensales no interrumpen la nuestra. La verdad es que se siente bien estar en este restaurante. Como nos estaba esperando Mauro Boss (el creador y fundador del Bloom Bar), nos acomodamos y pedimos uno de los excelentes tragos de autor recomendados por uno de los garzones, que con manejo y conocimiento, pudimos disfrutar. Palomita Collins (José Cuervo Especial, Smirnoff Bitter Citric, limón, pomelo, ginger ale y azúcar de mandarina); y un Maui (Pampero Blanco, mango, maracuyá, syrup neutro y albahaca). Dos tragos frescos, con excelente acidez y dulzor equilibrado, especiales para iniciar una buena comida.
Nos llama la atención que el Bloom Bar lleve tan poco tiempo de funcionamiento y ya se sienta como un restaurante consolidado, donde los comensales, a esa hora, llegaban tranquilos, como si ya lo conocieran, como si fuera parte del paisaje, por lo mismo hicimos un pequeño recuento de la historia, ya que la historia nos ayuda a comprender, a situarnos en el tiempo, pero además, para observar cómo pasan los años y lo que fue, ya no es. Con la historia podemos entender por qué las cosas son como son en el presente: las tradiciones, la cultura, la política, la economía y sobre todo los avances tecnológicos. El Bloom Bar está en el 5° sector de Reñaca desde noviembre del año pasado, con una gran vista a la playa. Cuenta con tres terrazas y cinco espacios perfectamente ambientados y decorados. Claramente, se ha pensado en todo.
El origen de la localidad de Reñaca se remonta a 1905, cuando el heredero de la Hacienda de Viña del Mar, Salvador Vergara Alvares, junto a Gastón Hamel de Souza, formó la "Sociedad Inmobiliaria Montemar" para urbanizar la playa de Reñaca. El camino costero fue extendido hasta Concón en 1917, pero la playa de Reñaca permaneció desierta por algunos años. Sólo hacia 1940 comienza a edificarse en la calle que bordea la costa y pronto se llenó de segundas residencias de gente que vivía en Santiago. Pero es apenas en 1965 que Reñaca comienza a transformarse en el más importante centro del acontecer veraniego.
De vuelta en el presente, en una de las mesas del Bloom Bar, nosotros comenzamos a disfrutar de su gastronomía y dimos inicio a la degustación con un plato llamado Usuzukuri (tiradito de pesca del día, sobre leche de tigre de ají amarillo y yuzu, con topping de camote y furikake), maridado con un chardonnay 20 Barrel de la viña Cono Sur, de la línea Limited edition 2020. De este plato podemos decir que las pequeñas lonjas de pescado se deshacen suavemente en la boca, de acidez baja hace un contraste perfecto al beber el chardonnay.
Si miramos hoy lo que es Reñaca, y sobre todo el 5° sector, podemos constatar que en el último tiempo se ha ido constituyendo un importante polo gastronómico. Un polo de desarrollo que no sólo viene a cambiar la fisonomía del sector, sino que se instala con el objetivo de convertirse en impulsor de cambios en Reñaca, así como en la ciudad de Viña del Mar. Y el Bloom Bar llega, junto a otras propuestas gastronómicas, a enriquecer la oferta.
Nosotros seguimos degustando. Ahora le toca el turno a unas machas bataa (machas grilladas con parmesano y batayaki cítrica). Estas machas tienen un pequeño picor, se aprecia el queso, pero sobre todo la carne de la macha. Están perfectas. Junto al maridaje, las disfrutamos completamente.
Luego seguimos con el asado de tira y puré (asado de tira ahumado y cocinado por 30 horas en sous vide y acompañado de puré de papa trufado y verduras de temporada). Acá me detengo, porque la carne se deshace en la boca, quedando un buqué que llena el plato de complejidad, ya que el puré trufado se une al ahumado, dejando una mezcla entre el sabor terroso de la trufa y la profundidad del ahumado. Este plato ofrece aromas, sabor y texturas extremadamente equilibradas. Junto con este asado de tira, degustamos la malaya (malaya de cerdo a la parrilla en barbacue de tonkatsu acompañada de criolla), preparación llena de contrastes, pues entre la textura de la carne, algo de picante, contiene notas cítricas.
Es interesante que hasta acá hemos maridado todo con un solo vino, el chardonnay de Cono Sur, con esto quiero mostrar que el maridaje tienen que ver con contrastes y con complementos. La idea de que las carnes se acompañan con tintos, si bien es verdad, no es menos cierto que un blanco también puede maridar con una carne bien sazonada, y con este asado de tira o con la malaya queda demostrado.
Creo que el desarrollo gastronómico, que es además desarrollo cultural, tiene que ver con cocinas innovadoras, que van más allá de los sabores tradicionales, combinando productos a los que no estamos acostumbrados y, claramente, Pablo Escárate Basáez, chef ejecutivo del Bloom Bar, lo sabe. Por lo mismo, el desarrollo de un polo gastronómico en este punto de la ciudad jardín, está dada por la innovación en las propuestas de las cartas de los restaurantes.
Para cerrar, un tiramisú matcha y un volcán de chocolate y helado junto a un espresso. Y cuando digo innovación puedo dar como ejemplo este tiramisú, sobre un plato decorado con té matcha en polvo (el té matcha es un polvo finamente molido de hojas de té verde especialmente cultivadas y procesadas, que se consume tradicionalmente en el este de Asia). Un contraste perfecto entre la cremosidad y suavidad del tiramisú y lo herbáceo del té matcha.
Como resumen de la velada en el Bloom Bar podemos decir que es todo un viaje de sabores y aromas en un ambiente grato, con una decoración bien pensada y acompañado de buena música, es decir, un excelente espacio para visitar y terminar un largo día junto a la familia o amigos. - Bloom Bar
- Av. Borgoño 15480,
Viña del Mar
- www.bloombar.cl