LA PELOTA NO SE MANCHA
POR WINSTON POR WINSTON
Cada vez que se desarrolla un sudamericano sub-17, me resulta imposible no retroceder a 1993. Lo increíble es que ya han pasado 30 años de la Copa Mundial de Japón en que nuestro país alcanzó el tercer lugar. Esos jóvenes imberbes son ahora unos veteranos de 45 años.
Algunos creen que el éxito es producto de la casualidad y de una generación talentosa, pero la verdad es que la rojita, además de talento, tuvo muchos partidos y horas de entrenamiento antes de partir a las tierras de los samurais. Recuerdo varios fines de semana con amistosos internacionales en el Estadio Santa Laura que eran transmitidos por Canal 13 con un público que comenzaba a familiarizarse con los apellidos de Neira, Rozental, Tapia, Lobos, Poli y Salas.
Se acababa el invierno de 1993 y había que ver los partidos en la madrugada. Uno estaba acostumbrado a ver la final de la Copa Intercontinental, pero eso era una vez al año. Para el mundial de Japón había que estar despierto en la madrugada. Llegar al otro día a clases o al trabajo con sueño o un poco tarde era una muestra de estatus para los futboleros.
Esa sub-17, dirigida por el Pollo Véliz, debutó en Hiroshima. Empató con China, venció a Túnez y empató con Polonia en un dramático partido (3-3) que le dio la clasificación a la siguiente fase. El triunfo por goleada contra Checoslovaquia (aún se llamaba así), nos permitió soñar con un nuevo podio mundialero después de tres décadas.
El golpe de realidad lo dio, para variar en estas series, un equipo africano, Ghana, que luego caería contra Nigeria en la final (faltaba mucho para los controles biológicos de la edad que se hacen ahora). Queda el consuelo que la verdadera final entre los equipos que efectivamente tenían menos de 17 años, la disputó nuestra roja contra los polacos. Después del empate, esa definición a penales que ganó Chile por 4 a 2 está grabada en el corazón de toda una generación, así como toda la gesta emprendida por esos aspirantes a cracks.
Una vez que se repitió el tercer lugar de 1962, vino la locura. Una locura que sobrepasó el ámbito deportivo. Rozental, Neira, Tapia, Lobos, Poli, no sólo eran ídolos del futbol, sino que acaparaban las miradas, las portadas en los diarios y las revistas de la época, TV Grama y Miss 17 por nombrar un par. Llegaron incluso a participar en una teleserie y a ser jurados en el Festival de Viña del Mar.
Pero el bronce no brilló para todos. Algunos no supieron manejar la fama a tan corta edad, otros no eran tan buenos como ellos y nosotros mismos creíamos. La mayoría tuvo un paso mediocre por el fútbol profesional o se dedicaron a otras cosas.
Se suponía que ese equipo chileno iba a ser la base para las selecciones adultas, pero nunca fue así. El mismo Nelson Acosta fue una de las pocas voces críticas con esa sub-17: "En Uruguay no se celebran los terceros lugares", espetó. La frase le valió una funa, suave, no como las de ahora (faltaba mucho para que los "yoruguas" festejaran su tercer puesto en Sudáfrica el 2010).
Lo más cercano que estuvieron estos jugadores de participar en la selección adulta fue un amistoso olvidado que se jugó en Londres en febrero de 1998. Fueron las selecciones "B" de Chile e Inglaterra, previo al duelo principal en el que se luciría Marcelo Salas. Ese partido de suplentes lo ganó Chile y tuvo entre sus figuras a Sebastián Rozental y "Manolito" Neira que marcó dos veces. Finalmente, y pese a que los de esa generación bordeaban los 20 años, solo uno de los sub-17 que obtuvo el bronce en 1993, Manuel Neira, fue nominado por Acosta para la Copa del Mundo adulta en Francia en 1998, pero no jugó ni un solo minuto.
Ahora que una nueva selección sub-17 fue eliminada, los jugadores de la rojita podrían revisar la historia de vida de sus compañeros hace tres décadas. Aunque algunos pudieron capitalizar el éxito del Mundial de Japón, para otros la fama y la presión de responder a las expectativas terminó siendo una maldición. En medio del desconsuelo que debe ser para estos adolescentes quedar fuera de un torneo, les dejo un dato que les puede ser de utilidad: El campeón del sudamericano de 1993 fue Colombia, que tenía como principal figura al barranquillero Ricardo Ciciliano ¿Lo conoce? ¿Lo recuerda?. Brasil, en cambio, que iba como favorito, quedó fuera. En ese equipo estaba un tal Ronaldo Luís Nazário de Lima, más conocido como Ronaldo. La vida da muchas vueltas, pero eso, a los 16 años, aún no lo sabe.