Agoreros sin espalda
Así como para el plebiscito de salida pocos le 'achuntaron' al resultado, en esta ocasión sigue habiendo un ciudadano que históricamente no vota y puede hacer cualquier cosa".
Mientras las campañas para el Consejo Constitucional terminaron esta semana tal y como comenzaron -con poco contenido, profundidad y épica-, los analistas se lanzaron a dar a conocer sus apuestas para hoy, las que tuvieron bastantes similitudes.
Salvo excepciones, la mayoría plantea un alza en la votación del Partido Republicano, que de cierta forma podría "comerse" a la UDI. Muchos, también, adelantan una derrota relevante para el oficialismo, lo que aumentaría la división entre las dos almas del gobierno.
Ello, en momentos en que el tsunami electoral recién comienza. A fin de año tendremos el plebiscito de salida, en 2024 vendrán comicios municipales y de gobernadores regionales. Y para 2025, vamos nuevamente con la carrera presidencial y parlamentaria.
Entonces, los resultados de hoy no serán inocuos. No solamente definirán el rumbo que tomará el camino constitucional -que será muy distinto dependiendo del escenario-, sino que empezarán a dibujar lo que serán los próximos eventos electorales.
Varios han planteado que esta va a ser una de las elecciones más concurridas de la historia, después de la segunda vuelta entre Gabriel Boric y José Antonio Kast, considerando la inscripción automática y el voto obligatorio. Algunos también plantean que en esta jornada la cantidad de sufragantes debiera acercarse a los más de ocho millones de votos válidos que hubo esa elección de 2021. Y, respecto de los resultados, estos debieran ser más o menos parecidos a lo que sucedió el 4S. O sea, Chile Vamos junto a los republicanos, Partido de la Gente y Amarillos, debieran bordear el 62% del Rechazo, mientras que el oficialismo más la lista del PPD-PRSD y lo que queda de la DC estarían cercanos al 38% del Apruebo.
Pocos se han aventurado a decir algo que, a mi juicio, se acerca bastante más a la realidad: nadie sabe qué pasará hoy. No se puede predecir a partir de un votante que no se ajusta a las fórmulas añejas.
#Electores sorpresa. Por mucho que se le trate de poner cara, militancia o simpatía, el votante hoy, a partir de la obligatoriedad, es una incógnita. Así como para el plebiscito de salida pocos le "achuntaron" al resultado, en esta ocasión sigue habiendo un ciudadano que históricamente no vota y puede hacer cualquier cosa. Desde dibujar en la papeleta hasta marcar más de una opción (pregunta que se repite: ¿cuántos nombres debo elegir?).
#Campañas cero convocantes. Salvo quizás el Partido Republicano, que se adueñó del tema de la seguridad, ganándoselo al resto de la derecha y profitando de la campaña del terror, en general, las actividades no tuvieron fuerza ni creatividad para convocar. Tampoco se consideró la educación cívica que se requería para que hubiese un voto informado. Muchos no tienen idea por qué ni por quién votar hoy.
#Se busca al gobierno. El Ejecutivo se pasó de un extremo a otro. De ser los voceros del Apruebo en la pasada elección, se convirtieron en una suerte de fantasma de la prescindencia. Y como reza el dicho: ningún exceso es bueno. El Parlamento tampoco ha hecho muchos esfuerzos, por lo que el tema constitucional sigue entre los últimos problemas de la ciudadanía.
#El "susto" diluido. Si en algo se concentró el Estado en general, y el Servel, en particular, fue en la amenaza del momento: quien no vote arriesga altas multas. Pero la respuesta de la gente es que, en verdad, no hay capacidad de fiscalización -como en tantos otros temas- y, por lo tanto, hay muchos que prefieren arriesgarse y no participar en algo que no se explica y no se entiende.
Finalmente, el escenario probablemente sea el más líquido, desafiante y desconocido que hemos tenido desde el regreso a la democracia. Incluso más que en el plebiscito de salida pasado, pues en esa oportunidad, las campañas calaron hondo y había algo de mística -para el lado que fuera- en la competencia. Ahora, quienes apuestan al resultado se la están jugando sin tener las espaldas necesarias -ni en los datos ni en la calle- para adelantar resultados. 2
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