"Trabajamos con las patas y el buche, y nada más, por decirlo en forma coloquial"
como "un gran honor, muy compartido con mis estudiantes, mis colegas y mi familia", califica el doctor Ramón Latorre de la Cruz, Premio Nacional de Ciencias Naturales 2002 y uno de los fundadores del Centro Interdisciplinario de Neurociencia de la Universidad de Valparaíso, su incorporación como miembro de la prestigiosa Academia de las Artes y las Ciencias de Estados Unidos, fundada en 1780 por Thomas Jefferson, entre cuyos miembros figuran personalidades de la talla de Albert Einstein, Winston Churchill, John F. Kennedy, Martin Luther King, Margaret Mead y Nelson Mandela, así como más de 250 premios Nobel y Pulitzer.
En su prolongada trayectoria, el científico y académico de la UV ha sido profesor e investigador en las universidades de Chile; Duke, Chicago y Harvard, en Estados Unidos, y de hecho la carta que comunica su elección lleva las firmas del director de la Academia, David W. Oxtoby, y de Nancy C. Andrews, exalumna suya en la Escuela de Medicina de Harvard.
Los canales iónicos
Su incorporación como miembro de la Unión Internacional de Ciencia Fisiológicas y su inclusión entre los diez principales científicos nacionales en Research.com, entre muchos otros galardones, anteceden a esta nueva distinción.
Ella constituye un reconocimiento a su contribución a la neurociencia y, en particular, al conocimiento de los canales iónicos, que ha descrito como los encargados de la homeostasis eléctrica, "de que la información que nos llega desde el mundo exterior sea adecuadamente interpretada por el sistema nervioso central, de regular la secreción de hormonas, y permitir que una célula regule adecuadamente su volumen, entre otras muchas funciones".
Sobre su ingreso a la legendaria institución de EE.UU., dice que se siente "tremendamente honrado de estar junto a todos esos titanes de la ciencia y la cultura". Han sido sobre todo "los colegas, estudiantes en la ciencia y la familia -soportándome el mal genio y los trabajos sin terminar- los que me han empujado como un volantín para arriba", recalca en esta conversación donde profundiza los alcances de los escasos recursos para ciencia y educación en el desarrollo del país.
APORTE DEL CINV
- Al cumplir 12 años, ¿cuál diría que ha sido el principal, aporte del Centro Interdisciplinario de Neurociencia de Valparaíso?
- Poder poner la ciencia al alcance de la gente, del ciudadano de a pie. Lo hemos hecho, por ejemplo, a través de las Tertulias Porteñas, reuniones transdisciplinarias con un lenguaje alcanzable por todo el mundo a las que asistían desde dueñas de casa y estudiantes hasta académicos. Hicimos dos libros de la serie "De Mente", en los que tratamos de incluir artículos de neurociencia publicados en las mejores revistas. Hay un curso a cargo de nuestro director, Oliver Schmachtenberg, con estudiantes que los traducen de modo que los pueda leer cualquier persona, en la micro o en su casa. Han sido muy importantes en nuestra aproximación al medio externo.
- ¿Y en materia científica?
- Hemos traído a Valparaíso sociedades científicas que se han saltado Santiago. Realizamos congresos que nunca antes se habían hecho en Chile, como la reunión conjunta con la Sociedad de Fisiólogos Generales de Estados Unidos, que nunca había salido de ese país. En las ciencias no nos ha ido mal y casi toda nuestra gente tiene aportes del Estado en cuanto a proyectos. El Centro está a cargo de doctorados en biofísica y neurociencia, y de un magíster en esta área, de modo que desde el punto de vista científico y educacional yo creo que hemos hecho un aporte muy grande.
- Una deuda de Valparaíso con el CINV es el edificio que se espera desde hace 12 años y que sigue detenido por la gestión de hallazgos arqueológicos.
- Ha sido una pesadilla. Tuvimos una reunión en el Ministerio de Desarrollo Social y se está planteando la posibilidad de si se continúa o no. De no concretarse, pienso que sería una pérdida enorme para la ciudad y el barrio, porque ese edificio podría darle una imagen diferente al sector, empezar a recuperarlo. Ojalá se tome pronto esa decisión. Depende mucho del gobernador y espero que nos dé una mano en esto.
VALOR DEL CONOCIMIENTO
- Durante una década, hasta 2020, la inversión en investigación y desarrollo no se movía del 0,39% al 0,34% del PIB. ¿Falta voluntad política?
- Creo que un país sin conocimiento es un país cojo. Y Chile no va a poder desarrollar conocimiento, no sólo de la ciencia, sino de todas las ramas de la cultura, que son las que empujan a una nación hacia adelante, porque la educación es terriblemente mala. Eso se debe a que, a causa del sistema, no tenemos suficientes profesores bien preparados. Si no tenemos buenos científicos, escritores, músicos, no vamos a tener buenos profesores de ciencia, de literatura ni de música. El pedagógico antiguo, y no estoy diciendo que todo tiempo pasado fue mejor, tenía maestros como Nicanor Parra en literatura o Héctor Croxatto en ciencia. Había una cantidad enorme de gente ilustre que enseñaba a los profesores.
- La calidad de la educación vinculada al desarrollo…
- Chile no va a poder ser un país desarrollado si no tiene un estatus cultural alto que llegue a todos los niveles. Y eso reside en la educación que reciben nuestros niños. En cualquier país desarrollado, ellos tienen la posibilidad de educarse muy bien y no perderse. Pero aquí hay grandes diferencias entre la educación para la gente más modesta y la de la gente pudiente, con lo que estamos creando no sólo una diferencia en cuanto a la entrada per cápita de los chilenos, sino diferencias intelectuales. Entonces, va a haber toda una capa de chilenos con una educación malísima que no podrán acceder a un montón de posibilidades que ofrece el mundo y, por lo tanto, el país no se desarrolla. Porque desarrollo significa que todos los ciudadanos tengan las mismas posibilidades y aquí no es así.
Sabios y patriotas
- ¿Sin inversión no hay conocimiento ni desarrollo?
- Si no hay una inversión adecuada, este país no va a poder salir del hoyo del conocimiento. Y es del conocimiento de donde vienen los avances en tecnología y de la ciencia aplicada. No se puede crear innovación sin tener una base sólida en gente que esté pensando y entienda de innovación. Pero con esa miseria de presupuesto no se puede. Nosotros estamos trabajando con las patas y el buche y nada más, para ponerlo en modo coloquial; lo hacemos porque queremos al país. Ramón y Cajal, uno de los creadores de la rama de neurociencia que nos permitió entender el sistema nervioso, decía: "no soy un sabio, soy un patriota".
- Usted señalaba que además no se puede competir.
- No se puede competir en equipos, en los reactivos que hay que pedir todos los días al extranjero. Todo está trancado. Sometida a todas las reglas del Estado, la universidad pública anda a velocidad mínima comparada a la que van las privadas, que pueden hacer lo que quieran. Paran un edificio de un año para otro y nosotros tratamos de hacerlo desde hace doce.
- Entonces, sí se trata de voluntad política.
- Sin duda es una decisión de Estado, clara, de aventurarse y por lo menos proteger a nuestro 10 ó 15 por ciento de mejores científicos. Seguimos con el mismo presupuesto de hace diez años. Los Milenio reciben cerca de un millón de dólares para ciento y tantas personas, lo mismo que recibíamos en 2010.
¿HACIA EL DESARROLLO?
-Fue uno de los primeros doctores en ciencias en Chile, en los años 60, y ha sido testigo de los principales avances de esa área. ¿Qué reflexión le merece?
- La ciencia en Chile se ha profesionalizado. Pero con ese presupuesto volvemos a lo mismo. Hay muchos científicos muy buenos, pero que trabajan por amor al país. Podrían perfectamente irse de Chile, pero nos quedamos porque queremos este pedazo de tierra.
- Le pregunto también por los avances del conocimiento y la ciencia a nivel mundial.
- La diferencia es más grande también, precisamente porque se han mantenido los presupuestos y no se puede competir. Hay ramas completas de ciencias que no podemos hacer por falta de fondos, porque los equipos son tan caros que el país no está dispuesto a invertir en ellos. Entonces, uno empieza a trabajar en colaboraciones para mantenerse al día. Es una decisión de Estado. ¿Queremos realmente ser un país desarrollado o no?
- ¿Qué opina del llamado de Elon Musk y un centenar de personalidades para detener por seis meses la investigación sobre inteligencias artificiales hasta tener más regulación, pues advierten "grandes riesgos para la humanidad"?
- Yo creo que hay un peligro enorme. Es como la energía nuclear, se puede crear energía para la luz y todas las cosas buenas de la vida, o hacer bombas atómicas. Con la inteligencia artificial es lo mismo, porque realmente puedes crear sistemas de espionaje, que hacen daño a los seres humanos. Hubo también una moratoria respecto del DNA recombinante, porque a partir de él se puede crear desde un virus hasta insulina. Entonces, ¿cuáles son las reglas? Yo creo que es totalmente necesario, porque tiene que ser desarrollada sobre una base ética moral. Y esas reglas son las que se necesitan ya. 2
Creo que la investigación sobre inteligencia artificial tiene que ser desarrollada sobre una base ética moral. Y esas reglas son las que se necesitan ya".
Rosa Zamora Cabrera
rosa.zamora@mercuriovalpo.cl
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el premio nacional de ciencias naturales tiene una visión crítica de la calidad de la educación.