El dilema de la Ley Corta de isapres
La potencial caída del sistema de salud privado en Chile sería una hecatombe para el sistema público y los propios usuarios. La disyuntiva no es fácil: ¿salvar el sistema privado de salud al costo de incumplir la ley o aprobar un impresentable "perdonazo" a la irresponsabilidad de las isapres?
La postergación de la Corte Suprema por seis meses del fallo que exige la restitución de cobros indebidos a los usuarios de isapres por 1.400 millones de dólares sólo parece haber alargado la agonía del sistema de salud privado, habida cuenta de que cualquier plan de pago que éste pueda presentar en respuesta a la Ley Corta del Gobierno ingresada esta semana al Congreso sencillamente significará la quiebra de las isapres, con el consecuente cese de operaciones de las coberturas de salud.
En la Región de Valparaíso, que cuenta con 142.440 cotizantes -quienes serían los beneficiarios de una teórica devolución de excedentes- y 95.779 cargas, serían entonces 238.219 los usuarios que entrarían de golpe al sistema público de salud con las lógicas y desastrosas consecuencias que ello implicaría.
La disyuntiva no es fácil: ¿salvar el sistema privado de salud al costo de incumplir la ley o aprobar un impresentable "perdonazo" o salvataje a la irresponsabilidad de las isapres? ¿O, sencillamente, dejarlas caer y asestar uno de los golpes más simbólicos de nuestra historia a la mercantilización de la salud, una de las banderas de lucha y de principios del actual gobierno?
La ministra vocera de Gobierno, Camila Vallejo, descartó este viernes la opción del salvataje, pidió paciencia respecto del cumplimiento del fallo, en tanto La Moneda apuesta desesperadamente por el fortalecimiento y modernización de Fonasa para hacer frente al alud de pacientes que podría comenzar a recibir antes de fin de año.
Tampoco parece contribuir mucho la desafiante actitud de las isapres, las que ayer por medio del presidente de la Asociación, Gonzalo Simon, calificó el proyecto de Ley Corta como "un engaño, que sólo conducirá por la fuerza a un monopolio estatal", lo que fue respondido inmediatamente por la ministra Vallejo, quien a su vez tildó los dichos de Simon como una "desfachatez".
Finalmente, pase lo que pase, y como ha sido la tónica de los últimos años, los únicos afectados serán los usuarios, quienes serán los que cargarán con el costo de salvar la industria o de quedarse sin la previsión de salud por la cual han pagado durante toda su vida.