APUNTES DESDE LA CABAÑA ¡Seniors al poder!
POR ROBERTO AMPUERO ESCRITOR, EXCANCILLER, EXMINISTRO de cultura y exembajador en españa y méxico
Más de 3,5 millones de chilenos son adultos mayores (tienen más de 60 años), casi 20% de la población. Y las expectativas de vida superan aquí ya los 80 años, nivel europeo.
En su victoria del domingo pasado, Republicanos obtuvo casi 3,5 millones de votos. Esto significa que -permítanme decirlo así- el Senior Power chileno cuenta con tantos integrantes como votos logró ese partido.
Me pregunto: ¿de qué poder disponen los integrantes de ese segmento escasamente articulado de chilenos? Pues, de poco o nada. Más parecen (parecemos) el vagón de cola de generaciones, tiendas políticas o colectivos identitarios, que tal vez representan a menos gente pero impresionan más a los medios, como los ambientalistas, animalistas, feministas, LGTBIQ+, etc.
Hoy los políticos deciden sobre jubilaciones, salud pública y privada, asuntos constitucionales y beneficios singulares junto con lobistas pero sin considerar a los adultos mayores como grupo de intereses, pues estos carecen de una instancia que los represente. En suma, ni los políticos los ven como unidad cohesionada ni ellos (nosotros) se coordinan.
Esto no puede continuar así. Urge que por encima de las diferencias políticas o religiosas, de origen social, nivel educacional o lugar de residencia, los seniors se agrupen para que la clase política no siga viéndolos como "desvalidos" en busca de migajas de solidaridad y los reconozca como lo que son: parte de una digna marea transversal que no pueden seguir ignorando.
En países desarrollados el Senior Power cuenta con organizaciones que articulan las demandas de los adultos mayores y las representan ante los políticos.
En EE.UU. el Senior Power reúne a cerca de 25 millones de hombres y 30 millones de mujeres. La principal organización es la AARP. Los políticos escuchan allá con atención las demandas a sabiendas de que ignorarlas es riesgoso, pues los votos se vuelven esquivos.
Pero no se trata de que los seniors exijan o imploren la atención de los políticos. En el Asia la actitud ante los antepasados es de respeto pues se está consciente de su aporte al país cuando el resto no había nacido, eran niños o jóvenes. Y en Japón y Corea del Sur, por ejemplo, se valora la experiencia, sabiduría y memoria que portan los mayores. En Alemania se trabaja en esto desde los años sesenta, cuando se detectó una inquietante brecha intergeneracional. A través de organizaciones estatales y privadas se combina la labor de profesionales jóvenes con la experiencia de seniors. Ello aporta asimismo a la dignidad de éstos y a su utilidad en la sociedad, pero eso exige creatividad y una legislación laboral flexible.
Los seniors constituyen la memoria de un país, y son el único testimonio vivo para conocer en profundidad, desde lo subjetivo y emocional, los momentos de gloria y frustración, de éxitos y fracasos, de unidad y división de un país.
En este año en que el gobierno conmemora los 50 años del 11 de setiembre, La Moneda debería atreverse a invitar a adultos mayores -no me refiero a los políticos de siempre- sino a los chilenos de a pie, como se decía antes, para que cuenten cómo vivieron el Chile pobre de antes y también el racionamiento de alimentos, la inflación récord y las batallas fratricidas durante la Unidad Popular, e igualmente las circunstancias que les tocó bajo el régimen militar.
Veo, por el contrario, preferencia por textos académicos y obras de artistas de izquierda, huelo política de cancelación, y oigo demasiadas voces de políticos de izquierda de entonces, pero poco escucho de los seniors que eran jóvenes sin poder de decisión ni militancia en los setenta y que sufrieron las consecuencias del fracaso de una clase política que no pudo resolver la traumática división y polarización nacional en el marco democrático.
Este año el Senior Power debe organizarse, y el país debe escuchar con atención los más diversos relatos de los jóvenes de entonces para que los jóvenes de hoy no tropiecen con la misma piedra.