La amenaza de la droga a los puertos
Organizaciones criminales intentan convertirlos en parte de las rutas de distribución a mercados internacionales.
La exitosa investigación realizada por el Ministerio Público en conjunto con las policías ha determinado el interés de las organizaciones criminales en convertir a los puertos chilenos en puntos distribución en la ruta de la droga. Una amenaza presente. La indagación desbarató el intento de enviar desde San Antonio al puerto de Róterdam, Países Bajos, un cargamento de 98 kilos 620 gramos de clorhidrato de cocaína, avaluado en US$3,5 millones. Este envío sería el inicio de otros al mismo mercado europeo.
Todo ello fue desbaratado mediante una operación en la cual actuó un agente encubierto que simuló complicidad, comprometiéndose a introducir la droga en un contenedor refrigerado, por lo cual recibiría un pago de US$20 mil. Los cuatro implicados en el hecho, dos chinos, un peruano y un albanés, quedaron en prisión preventiva por resolución del Juzgado de Garantía de Viña del Mar. Se fijó, además, un plazo de 120 días con el objeto de completar la investigación y dar con otros cómplices de lo que constituiría una organización criminal.
El fiscal Maximiliano Krause, de la Unidad Regional de Análisis Criminal y Focos Investigativos, reveló que la operación se desarrolló en Viña del Mar, Valparaíso, Santiago y San Antonio. Sin embargo, por 60 días se mantendrá en secreto la marcha de la investigación.
Los antecedentes conocidos y las nacionalidades de los imputados revelan que se trata de una organización internacional que intentaba establecer una ruta utilizando el medio marítimo, que dado el volumen de su movimiento podría ser vulnerable. Ello obliga a un mayor control sobre los despachos internacionales con medios técnicos y también con trabajo de inteligencia. Además, este caso presenta, una vez más, la migración irregular, caso de algunos imputados, como otro flanco vulnerable.
Finalmente, hay que reiterar un hecho conocido. Tras las organizaciones criminales que operan el tráfico hay grandes capitales que invierten en medios de transporte y también en la compra de complicidades para sus operaciones, como, felizmente, quedó al descubierto en este caso. Lo anterior exige afinar las alertas en los controles marítimos con el objeto de evitar que nuestros puertos se conviertan en puntos clave en la ruta de la droga.