EL SÓLIDO MATRIMONIO DE ARTURO Y CARMELA
La sólida y amorosa relación del comandante de la Esmeralda y su mujer, Carmela Carvajal, destaca la escritora, magíster en Historia, María Angélica Iturriaga, autora de Cartas de mi esposo.
Al intervenir en el lanzamiento de la sexta edición del libro, patrocinada por la Corporación del Patrimonio Marítimo de Chile, la escritora subrayó que "el matrimonio de Arturo Prat con Carmela fue un ejemplo maravilloso de buena comunicación, de buen entendimiento, y de respeto mutuo".
Cuando se casaron -agrega- tenían 25 y 21 años respectivamente. "Ambos eran de una madurez notable, y sus cartas nos demuestran el cuidado, y el interés del uno por el otro, hasta en los más mínimos detalles".
En una de las misivas, cuando llevan dos meses casados y él navega frente a Antofagasta, le dice: "...difícil sería esplicarte mi Carmela cuánto se estraña en la ausencia las atenciones i el cariño de una esposa (…) Desde que me separé de ti pasa el tiempo con una lentitud insoportable, años se me hacen las horas, siglos los días, esperando anheloso aquel en que de nuevo pueda estrecharte contra mi corazón".
El 15 de julio de 1873 le escribe, preocupado: "No cesaré de prevenirte mi Carmela, te cuides mucho, esos constipados no provienen quizá de otra cosa que de un descuido, i no está bien que te enfermes cuando yo no te puedo cuidar".
La autora sostiene que "además del inmenso amor por su mujer, Arturo Prat confía plenamente en las decisiones de Carmela; en su habilidad y responsabilidad para cumplir toda clase de encargos. Ella fue su ministro de economía y de relaciones sociales".
"Prat le escribe una carta-respuesta muy larga cuando recibe la noticia del primer embarazo de ella. Empieza su carta un día 28 de julio, sigue escribiendo el 31, y luego sigue poniendo fechas sucesivas, esto significa que no se había encontrado con un vapor que navegara hacia Valparaíso":
"No imajines mi vida, que yo pudiera recibir con indiferencia, no digo con desagrado, una noticia que me llena de alborozo; sí, mi querida, yo me considero mui feliz con tu estado, i solo siento las incomodidades que te ocasione, i que yo no pueda compartir contigo".
"…las carreras i subidas al cerro quedan absolutamente prohibidas, como todo aquello que te pudiera hacer mal. Dejarse pues, de tareas i apuros innecesarios i aún cuando lo fuesen".
El 15 de agosto de 1874, declara: "Cada día, bien mío me siento más feliz, más orgulloso de mi esposa, y si mi vida merece algún premio, Dios al deparárteme como compañera me lo dio sin cuenta…". En la misma carta recuerda que"mañana cumple seis meses nuestra hijita, ya debe estar mui grande, risueña i graciosa, pero cuando vuelva ya no me va a conocer".
Pero la salud de la pequeña Carmela de la Concepción se deteriora sin remedio. En diciembre de 1874 Carmela le escribe a su esposo, que está en Mejillones: "Nuestro querido anjelito sigue mal, mui mal; siento que mi corazón desfallece de dolor i tú no estás para sostenerle…" Sin saber que la niña ha muerto el 5 de ese mes y que con esas líneas su esposa intentaba prepararlo para la terrible noticia, él le responde: "Carmela mía: Acabo de recibir tu carta que me ha partido el corazón (…) Si me aflige esta circunstancia, me desespera la otra de no poder volar a tu lado para sostener tu corazón desfallecido por el exceso de dolor".
El 11 de septiembre de 1876 nace su segunda hija, Blanca Estela, y el 29 de diciembre de 1878 llega al mundo Arturo Prat Carvajal. Cuando el comandante de la Esmeralda muere, tienen 3 y 1 año respectivamente.
María Angélica Iturriaga señala: "Arturo Prat y Carmela se amaron muchísimo. Se auxiliaron en todo, y se tuvieron por iguales. Compartieron el deleite de la cultura y la conversación. El admiraba su inteligencia y su sentido común. Ella lo admiraba en todo. Muy correcto, buen hijo, buen hermano, excelente padre, y amante y preocupado esposo". 2