Controversia entre Gobierno y Mundaca
El gobernador regional decidió no acudir a la inauguración de subcomisaría en Quilpué, luego que fuera invitado a último momento.
El gobernador Rodrigo Mundaca agregó esta semana una muesca más a la tabla de afrentas que ha recibido desde el Gobierno de Gabriel Boric, con quien ha tenido varios desencuentros debido a lo que considera incumplimientos claros al respeto prometido para las autoridades regionales electas. El hito de la discordia -la inauguración de la subcomisaría de El Belloto- tenía un fuerte significado para la agenda de seguridad y ocurría en una comuna, Quilpué, seriamente afectada por un cuádruple homicidio y la muerte de la cabo de Carabineros Rita Olivares. Por alguna razón que algún funcionario tendrá que explicar, el gobernador de Valparaíso, la principal autoridad de la zona, recibió la invitación al acto a último momento. Sentido por lo que era una falta de consideración evidente, Mundaca decidió no asistir -sí participaron la ministra del Interior, Carolina Tohá, la alcaldesa Valeria Melipillán, algunos diputados y cores-, y a cambio envió un duro mensaje al Ejecutivo a través de los medios de prensa: "Es bueno que sepan las autoridades del Gobierno central que esa obra ha sido posible, básica y esencialmente, por los recursos que hemos destinado desde el Gobierno Regional de Valparaíso", subrayó el gobernador. El enojo de Mundaca surge, también, de la acumulación de impases. En noviembre del año pasado, el Presidente Boric invitó a todas las autoridades oficialistas al palacio de Cerro Castillo para un cónclave posplebiscito, sin considerar al gobernador de Valparaíso. "Me infringen agravios que no merezco", acusó en ese momento el jefe regional, quien apenas un año antes había compartido escenario con Gabriel Boric para darle su apoyo en la elección presidencial. Luego están los compromisos incumplidos, como la ausencia de voluntad en el Ejecutivo para terminar con la figura del delegado presidencial, un cargo que inicialmente duraría sólo los primeros cien días de Gobierno. Más allá de las dificultades jurídicas o administrativas para entregar mayores facultades a los gobernadores regionales, la serie de agravios sufridos por la principal autoridad regional son una cruda evidencia del centralismo que predomina aún en nuestro país. Para superarlo, no basta con asignar más recursos; se requiere también una consideración de pares y respeto.