APUNTES DESDE LA CABAÑA La Comisión Experta y la mujer del César
POR ROBERTO AMPUERO ESCRITOR, EXCANCILLER, EXMINISTRO DE CULTURA Y EXEMBAJADOR EN ESPAÑA Y MÉXICO ESCRITOR, EXCANCILLER, EXMINISTRO DE CULTURA Y EXEMBAJADOR EN ESPAÑA Y MÉXICO
"Si te engaña una vez, que se avergüence para quien te engaña. Si te engaña por segunda vez, ¡avergüénzate tú mismo!", dice un refrán inglés. Y en eso justamente pienso al enterarme de que la Convención Experta ratificó la propuesta que exige a los partidos políticos obtener al menos 5% de los votos a nivel nacional en la elección de diputados para acceder con representantes a la Cámara.
El espíritu de la propuesta es loable: evitar que en lo sucesivo el Congreso se siga poblando de entidades minúsculas ("partidos callampa", las denominan algunos) que vuelven casi imposible la labor de coordinar posiciones en el oficialismo y la oposición. Es una medida de sentido común y usual en democracias estables. Fuera de evitar la fragmentación de pareceres y el caos en parlamentos cada vez más impulsivos y menos razonables, le quita oxígeno a caudillos que prefieren ser cabeza de ratón a cola de león, y debilita la exigencia de "favores menores" antes de dar apoyo a materias de envergadura. Hasta ahí el acuerdo de la Comisión Experta me pareció bien.
Sin embargo, al profundizar en ella descubrí lo que un diplomático considera "la típica salida a la chilena". Es decir, el asunto es tanto aquello que se proclama con énfasis como aquello que líneas más abajo se atenúa al extremo de que, o bien prolonga la existencia de lo que dice querer modificar o bien deja todo tal como está. Es la ley del empate, la obsesión por dejar a todos contentos, la ambigüedad. "Gatopardismo" le dicen a eso, tomado de la novela El gatopardo de Giuseppe Tomasi di Lampedusa: cambiemos todo para que todo siga igual. Y en esa atenuación radica, a mi juicio, una astucia que parece apostar a que el ciudadano no lee la letra chica y sufre de mala memoria.
¿Cuáles son las atenuaciones? Al menos tres. La primera: se exime del procedimiento a los partidos que sumen al menos 8 parlamentarios entre diputados electos y senadores en ejercicio. La segunda, acordada tras la protesta de las tiendas cuyo giro está en peligro, es la siguiente: para la primera elección tras la entrada en vigencia de la Constitución, se requiere sólo 4% o un mínimo de cuatro parlamentarios. Y la tercera atenuación, porque no hay segunda sin tercera: la cláusula del mínimo de 5% de los votos se aplicará sólo en un plazo de seis años y medio más.
Vale decir, sólo tras los salvavidas -y tal vez por el año 2030- los partidos liliputienses podrían dejar de existir. En concreto, podrían dejar de gozar de privilegios y de recibir los beneficios fiscales que les corresponde por ley. Los partidos reciben del SERVEL -tras el proceso electoral y una vez rendidas sus cuentas de campaña- alrededor de 1.500 pesos por cada voto a favor de un hombre y 1.800 pesos por cada voto a favor de una mujer. No olvidemos que nuestros parlamentarios son los mejor pagados del continente y se ubican entre los mejor pagados del planeta. Obtienen dietas que superan con creces las de los diputados de países escandinavos, que nos triplican en PIB per cápita.
La propuesta de la Convención Experta me trae a la memoria el acuerdo de fines de 2019 de la Cámara de Diputados, que anunció que sus integrantes se rebajarían la dieta a 50%. Entonces el país condenaba con vigor toda clase de privilegios. Pero, ¿recuerda alguien cuánto duró la rebaja anunciada con bombos y platillos? ¡Tres meses! Fue una tomadura de pelo transversal a los ciudadanos, y el Congreso aún sufre de amnesia colectiva al respecto, incluso las bancadas de "la superioridad moral". Propongo que la Comisión Experta plantee que las dietas parlamentarias deben ir atadas a una cantidad precisa y asumible de sueldos mínimos, y que sean reajustadas por una instancia que no ha de ser la misma que se beneficia de la medida.
La propuesta de la Comisión Experta adolece de otro defecto: se asemeja a legislar en favor de alguien con nombre y apellido. Delicado por cuanto la Comisión fue designada por el poder constitucional que está integrado en parte por los mismos partidos que exigen el salvataje. Esos partidos acudieron a La Moneda a pedir trato especial en beneficio propio. No se ve bien, huele mal, indigna e induce a pensar que la clase política aun no dimensiona la aversión que la ciudadanía siente por ella.
"La mujer del César no sólo debe ser honesta sino también parecerlo", dicen que dijo Julio César, frase por cierto machista, aunque no considerada como tal 2000 años atrás. Sea como sea, el acuerdo de la Comisión Experta para el salvataje de partidos en peligro de extinción se parece a la rebaja de dietas parlamentarias, anunciada en 2019, y que el viento se llevó.