El modo pandemia y la crisis de Salud
La carencia de cupos para atender a Mía Olivares muestra la urgencia de que el sistema convierta camas como lo hizo para el covid.
La muerte de la pequeña Mía Olivares García, de apenas dos meses, debido a la falta de una cama crítica que pudiera recibirla para atender la neumonía grave que padecía, es una tragedia profunda que enluta a una familia de El Quisco y llena de rabia, dolor y tristeza a toda la Región. Aquejada por las complicaciones del virus sincicial, Mía Olivares murió en el box de reanimación del Servicio de Urgencia Infantil del Hospital Claudio Vicuña. Para explicar el hecho, la dirección del recinto emitió un comunicado, en el cual precisó que "la red de salud se encontraba saturada, sin camas disponibles en Valparaíso, Santiago y Rancagua, según nos informó la Unidad de Gestión de Camas centralizada del Ministerio de Salud". La única cama disponible se encontraba en el Hospital Regional de Arica, pero la pequeña Mía sufrió complicaciones que impidieron su traslado justo cuando el servicio hospitalario organizaba un rescate aéreo para trasladarla hasta dicha región.
La sensación de fragilidad es inevitable, porque las advertencias previas sobre la necesidad de aumentar las camas disponibles o, en su defecto, suspender las clases en escuelas y colegios para cortar la circulación de los virus respiratorios y darle un margen mayor a la red sanitaria, llenaron los titulares de las últimas semanas.
Ayer, con un día de atraso, el Ministerio de Salud extremó sus recursos y suspendió las cirugías electivas para convertir dichos cupos en nuevas camas críticas, UCIs pediátricas, para la atención de los niños con casos graves de virus respiratorio. La estrechez del sistema es estructural y, por tanto, las únicas medidas disponibles implican perjudicar a una porción de la población que esperaba con ansias el término de la pandemia para recuperar la posibilidad de ser intervenida. ¿Cómo se puede romper ese círculo en el que siempre se elige el menor de dos males? El camino que conduce a esa respuesta es largo y las autoridades deberían transitarlo en forma simultánea al que, en paralelo, exige urgencia para enfrentar con medidas efectivas la actual situación de salud. Dejar uno para concentrarse en el otro significa plantar las dificultades de una próxima emergencia. Esto ya no aguanta otro invierno.