Falta plan de acción regional para salud
La partida del doctor Araos y la llegada del otorrino Osvaldo Salgado aquieta las aguas políticas, pero no resuelve por sí sola la crisis. No se trata de pedir "una cabeza", sino de exigir a las autoridades a cargo de la red asistencial un plan claro, de corto y largo plazo, capaz de tranquilizar a la población.
No la tiene fácil el recién asumido subsecretario de Redes Asistenciales, Osvaldo Salgado. Otorrinolaringólogo, de 73 años, llega con una vasta experiencia en el área hospitalaria y el innegable mérito de haber sido el primer encargado de las redes asistenciales, el puesto que tiene bajo su responsabilidad la coordinación de todo el sistema público de atención, pero su trabajo parte contra el tiempo, porque se integra in medias res, con la misión de enfrentar un brote sin precedentes de virus sincicial y con poco espacio para desplegar un plan de trabajo propio. Las soluciones se requieren con urgencia, fue la idea que tanto el Presidente Gabriel Boric como la ministra de Salud, Ximena Aguilera, resumieron con la misma frase: "No hay tiempo para la curva de aprendizaje".
La llegada de Salgado, militante del PS y cuya designación logró una aprobación transversal en el mundo político, contrasta con el duro golpe que representa para el Frente Amplio la partida de Fernando Araos, independiente, médico cirujano de la Universidad Finis Terrae, quien coincidió en el Colegio Médico con Izkia Siches y desde ahí fue crítico del manejo que hizo el Gobierno de Sebastián Piñera de la pandemia por el covid-19.
El sacrificio de Araos aquietó las aguas del mundo político, blindó a la ministra Ximena Aguilera -que ha recibido elogios de algunos exministros, como Enrique Paris y Helia Molina- y desarticuló la acusación constitucional que preparaba el Partido Republicano contra la titular de Salud. Sin embargo, queda pendiente la arista regional, porque, a fin de cuentas, fue aquí donde la descoordinación de la red asistencial derivó en el fallecimiento de la pequeña Mía Olivares y el destape de la grave crisis hospitalaria que vive el país. No se trata de pedir "una cabeza", sino de exigir a las autoridades a cargo de la red asistencial un plan claro de corto y largo plazo, que pueda orientar y tranquilizar a una población que se encuentra asustada e inquieta.