"Lo que me interesa es difundir este arte textil, que la gente sepa que existe"
Con este fin impulsó la participación de las y los tejedores de la región en el Relmu, tejido de cerca de un kilómetro actualmente expuesto en el Centro Cultural Gabriela Mistral de la comuna.
"Yo, como tantas personas mapuches que crecimos en la ciudad, no tenía mucha cercanía con la cultura hasta ya adulta. En el colegio te dicen los mapuches eran, hablaban, existían, entonces uno crece con esa idea; y después, en algún momento, llega ese como despertar que uno dice 'soy mapuche' y se empieza a acercar a la cultura", asegura la kimelfe (profesora) de arte textil, Paula Quilamán, y parte de la Agrupación de Tejedoras de Villa Alemana Llallin Ñi Rüpü.
Fue en este proceso que se encontró con el witral (telar mapuche). "A mí siempre me había gustado el tejido, entonces yo tejía a crochet, tejía distintas técnicas, pero cuando vi que existía el telar mapuche, quise aprender", asegura. Pero no fue fácil, sobre todo encontrar a una persona que pudiese enseñarle en la ciudad, considerando además que en ese momento era complejo para ella viajar al sur, donde había más posibilidades de aprender.
Finalmente llegó a la Escuela de Arte Textil Mapuche Ad Llallin, en Santiago, donde pudo estudiar con la lamngen (hermana) Loreto Millalén. Así se inició en este arte hace poco más de 10 años, de los cuales siete se ha dedicado a inculcarlo en la propia comunidad mapuche de la Región de Valparaíso, así como a quienes estén interesados.
Tradición precolombina
Esta labor no es fácil de aprender. Por una parte, están las técnicas desarrolladas en los diversos territorios (no es lo mismo un tejido huilliche que uno pehuenche), además de los simbolismos que encierran los diseños y los colores utilizados. Por eso Paula dice que "hay talleres que son más complejos y que tienen que ver más con cosas de simbología y esos son cerrados para nuestra comunidad; pero hay otros para empezar que son abiertos a cualquiera que quiera aprender".
Esto "porque en realidad, a mí, lo que me interesa es difundir este arte textil, que la gente sepa que existe, que tenga claro que es algo que hay que valorar y respetar, y que hay que conocerlo", sostiene la profesora. Y añade que no sólo quiere que todo el mundo conozca de este trabajo, sino también la propia comunidad, que "haya gente mapuche que quiera continuar con el oficio para que no se pierda".
Sobre todo, considerando su larga historia. Según Memoriachilena.cl, la tradición textil mapuche se remonta a la época precolombina como demostró el hallazgo en el sitio arqueológico de Alboyanco, en Angol (IX Región), fechado aproximadamente en el año 1436 d.c.
Es decir, los grupos que habitaban esta zona realizaban tejidos con lana de un camélido -llamado chiliweke, que está extinto-, y que era teñida con colorantes de origen vegetal y mineral, para luego pasar a la lana de oveja, traída por los colonizadores.
En esta historia, según la profesora Quilamán, "claramente hay un quiebre que es el momento en que ocurre la Pacificación de la Araucanía, el momento en el cual el Estado de Chile invade el territorio mapuche". Esto, debido a que "llega un momento en que se empiezan a hacer muchos textiles para gusto de las personas que no eran mapuches y que los compraban; y hay una evolución hacia otro tipo de material, a lo mejor, no de tan buena calidad. Se usa mucho en algunos lugares el acrílico, el algodón", detalla.
"Nosotros aquí -continúa- nos gusta más ocupar lana de oveja, no ocupamos mucho acrílico. Yo en los talleres siempre incentivo a la gente que use lana o algodón". Para ello "nosotros la mandamos a pedir del sur. Acá estamos también enseñando a escarmenar, a hilar, todo el proceso de la lana, porque la idea sería más adelante que nosotras mismas pudiésemos producir nuestro material para trabajar", sostiene la profesora.
El gran telar
En su búsqueda de promover el arte textil, Paula Quilamán no dudó en hacerse parte de un desafío que, a primera vista, parecía casi una locura: tejer el telar más largo del mundo durante la emergencia sanitaria por la pandemia de covid-19, y que pasó a llamarse Relmu (arcoiris).
"Partió por la Fundación Chilka, que es una organización de La Araucanía, y su presidente Ariel Traipi. Él empezó a convocar a tejedoras para poder crear un kilómetro de tejido. Su idea era juntar 500 tejedoras y que cada una tejiera dos metros", comienza contando.
"Yo me enteré de la iniciativa el mismo 2020 y decidí participar, porque dentro del trabajo que yo hago de fomentar y difundir el arte textil era una idea que me servía, porque ponía el arte textil en la palestra. Entonces, me inscribí para participar y de a poco comencé a convocar a mis alumnas de los talleres", cuenta.
Armó un grupo de 18 personas -11 de Villa Alemana, dos de Calle Larga, dos de Quilpué, una de Ocoa, otra de Cabildo, una de Valparaíso y una de Quilpué-, y la Fundación la nombró coordinadora del territorio. "Apoyamos con la capacitación, porque si bien la técnica con la que se tejió el Relmu es básica, porque es tejido llano, aun así tiene algunas especificaciones que había que pulir en las tejedoras", comenta, añadiendo que muchas de ellas se hicieron en línea, debido a las restricciones sanitarias.
"Trabajamos durante el 2020 y 2021. Hicimos un ensayo acá, en Villa Alemana, que era para enfrentarnos ya al tejido mismo, cómo iba a ser, y eso fue el 2021. Lo hicimos en la Ruca Lawen, y ahí se vieron enfrentadas al telar y al trabajo como era", relata, considerando además que era uno especial que hizo Ariel Traipi, pensando en las condiciones de trabajo sobre todo en ciudades donde no abunda el espacio.
Finalmente el 21 de mayo del año pasado, 426 mujeres y hombres tejedores de Argentina y Chile se reunieron en Konün Traitraiko Leufu (Puerto Saavedra) para unir los tejidos de cada uno, abarcando casi un kilómetro, y que actualmente protagoniza la exposición Taiñ Relmu que se puede apreciar en el Centro Cultural Gabriela Mistral hasta este 27 de junio como parte de las celebraciones del Mes de los Pueblos Originarios, que este miércoles 21 celebra el pueblo mapuche su We Tripantu en la Ruca Lawen.
Entre los sueños futuros que tiene la Agrupación de Tejedoras de Villa Alemana Llallin Ñi Rüpü -compuesta actualmente por 28 personas entre hombres y mujeres-, está el contar con su propia ruca. Esto porque si bien mantienen una buena relación con la Lawen, ésta es eminentemente médica, por lo que cuando va la machi no la pueden ocupar.
El contar con su propia ruca, además, les permitiría tener telares más grandes para poder confeccionar vestimentas, ya que por las proporciones de éste -alcanza los dos metros-, es inviable tenerlo en las casas actualmente. 2
Flor Arbulú Aguilera
flor.arbulu@mercuriovalpo.cl