"Hay que saber que en la estructura del Grupo Pachuca, Everton no es prioridad"
Everton fue el tercer club de Primera División que tuvo mayor déficit en 2022, superado sólo por Universidad de Chile y Palestino. La sociedad anónima oro y cielo perdió $513.728.000 el año pasado, pese a su participación en Copa Libertadores de América y Copa Sudamericana.
De acuerdo a los datos que la institución le entrega a la Comisión para el Mercado Financiero, desde que se privatizó en 2006 ha tenido pérdidas por $8.106 millones.
Estas cifras son analizadas con ojo clínico por el ingeniero comercial e ingeniero industrial Pablo Diez, quien es socio del club y además académico de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y de la Universidad Santa María.
La primera conclusión del profesional es demoledora: "La sociedad anónima Everton está técnicamente quebrada al tener un patrimonio negativo, independiente de que se arguya que cumple con lo establecido en los escenarios legales".
Según Diez, "una cosa es que se cumplan las formalidades que exige la ley, pero si vamos al número, cuando una sociedad cualquiera llega a un patrimonio negativo es porque ya los socios consumieron todo el capital".
- Pero al parecer la industria del fútbol funciona así.
- Sabemos que las sociedades anónimas deportivas son especiales, porque en la mayoría de los rubros estos números significarían que el negocio hay que cerrarlo, pero sigue funcionando.
- Ya está asumido que este tipo de empresas son deficitarias.
- En los ejercicios de operación son sistemáticamente deficitarias, hay escasas excepciones. Blanco y Negro repartió utilidades entre sus accionistas sólo en el periodo de oro de 2006 y 2007, cuando llegaron a la final de la Sudamericana y fueron tetracampeones, además vendieron el 70% del pase de Arturo Vidal al Bayer Leverkusen en más de siete millones de dólares, también vendieron al Mago Valdivia a Brasil, a Mati Fernández al Villarreal. Algo similar pasó con Azul Azul, que repartió dividendos cuando ganó la Sudamericana el 2011. Efectivamente el fútbol es deficitario, pero las compañías se valorizan de acuerdo al equivalente de su cantidad de flujos futuros, es un método básico que se enseña en todas las universidades. Al margen de los patrimonios negativos, las sociedades por ser socias de la ANFP, que posee el Canal del Fútbol, tienen garantizados flujos mensuales muy jugosos. La actualización de todos esos flujos futuros, llevados a valor presente, es dinero. Si Everton se mantiene en Primera División, tiene flujos futuros muy buenos.
- ¿Cómo ve el hecho que Everton esté integrado a un grupo transnacional en medio de este escenario?
- Hay una mirada técnica y otra afectiva, porque se trata de fútbol. Los controladores de Everton en un 98% son del Grupo Pachuca, el análisis frío debe decir que esto sucede en todos los negocios, no hay rubros donde no hay intereses transnacionales, Soquimich tiene intereses en Australia, la NotCo está asociada con la Kraft Heinz en el rubro alimentario, incluso las AFP tienen controladores de capitales estadounidense en algunos casos, lo mismo las isapres. Que algún club como Everton tenga controlador internacional es parte del mundo. Para que sea sustentable un equipo se necesita un respaldo financiero.
- Pero no conozco a nadie que sea hincha de Soquimich o de NotCo.
- Claro, Soquimich es un negocio industrial, el fútbol es más afectivo. Pero que los capitales estén controlados desde México no hay que demonizarlo. Lo que sí hay que saber es que en la estructura del Grupo Pachuca, Everton no es prioridad. Tienen el León, el Pachuca, el Oviedo en España, estuvieron en Talleres de Argentina, además poseían clubes menores en México. Eso a nosotros nos pone en una condición compleja, porque cuando saquemos un jugador bueno de la cantera va a terminar jugando allá. Pasó con Lucas Di Yorio, lo pusieron en Everton y como rindió, se fue a México, duró apenas seis meses acá.
- Pese a que no es prioridad, el presidente de Grupo Pachuca, Jesús Martínez, reconoció que Everton había ayudado económicamente al León, que estaba pagando su nuevo estadio.
- Es un dato que pasó un poco desapercibido. Me parece que es el efecto que tenemos que aceptar, porque nuestros controladores tienen otros equipos y la construcción de un estadio es carísima. Cuando se hace la licitación del fútbol que gana el Grupo Turner, cada club recibió alrededor de dos millones de dólares, incluyendo a Everton. Reciben ese monto y como están con problemas de caja seguramente lo llevan para allá. La decisión es lógica. La gente de acá dice que con ese dinero podríamos haber traído refuerzos, un súper entrenador y terminar el campo deportivo, pero era más que evidente que el manejo financiero iba a ser como resultó. Pero así como León recibió ayuda del Pachuca y de Everton para construir su estadio, también en otros periodos de la administración mexicana el club ha tenido problemas económicos y recibió ayuda. El 2018 tuvimos una primera rueda paupérrima, a la fecha 18 teníamos diez puntos, pero ellos se la jugaron y trajeron a Torgnascioli, que se lesionó, y después a Toselli, que había estado en la selección. Luego a Torrente, que fue un entrenador que resultó. Pusieron los recursos y mantuvieron al equipo en Primera División. Se la han jugado, porque algunos años el flujo ha sido desde allá hacia acá.
- La memoria indica que existe una línea de crédito con el Grupo Pachuca y se han ocupado 955 millones de pesos de ese instrumento.
- Son las cuentas por pagar a entidades relacionadas. En este tipo de cuentas no sabemos lo que hay detrás y da para mucho, no tenemos la lupa para saber quiénes son esas entidades relacionadas. La presunción es que es el Grupo Pachuca, puede ser el León o el Pachuca. Este alto monto de deuda es preocupante, pero son ellos mismos, eso significa que no es una deuda exigible de pago, porque es pasar el dinero de un bolsillo a otro.
- Esta semana el club cumple 114 años. ¿Cómo interpreta todo lo que se vive hoy a nivel institucional?
- Tengo la impresión de que el club no ha perdido popularidad, voy todos los fines de semana a Sausalito y veo que se ha incrementado la cantidad de público que asiste al estadio. Hay ciertas raíces que se están fortaleciendo, existe acción social. Hubo un desfile de las escuelas de fútbol durante el partido con Antofagasta el año pasado, eso es trabajo operativo y semilla de cohesión social, de identificación. Creo que los mexicanos han trabajado, quizás pudo ser mejor, pero no lo veo mal. Pienso que han hecho más que otros. Incluso creo que lo han hecho mejor que administraciones anteriores de la sociedad anónima. Creo que con el Grupo Pachuca llevamos más gente al estadio que entre 2006 y el año en que ellos llegaron. Lo que me provoca dolor es que cuando se privatizó el club no se hizo una concesión, los socios nunca vamos a recuperarlo, lo vendieron. La Corporación Wanderers tiene la opción de recuperar su club cuando termine la concesión, pero Everton no.
- Además, al parecer el proceso en que se privatizó la institución no fue lo suficientemente claro.
- Coincido en que la privatización en el 2006 no cumplió con los estándares de transparencia deseables. Yo estuve en la asamblea, dirigida en aquel entonces por José Araneda, donde se decidió la venta directa sin concesión, y recuerdo varios aspectos del proceso que son a lo menos debatibles e impugnables. En esto nada tiene que ver el Grupo Pachuca pues la martingala la hicieron dirigentes y empresarios chilenos. Sin embargo, ¿qué sacamos ahora con llorar sobre la leche derramada?
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