Espinoza, el último sobreviviente de la generación más exitosa de Everton
FÚTBOL. El arquero, que en abril cumplió 95 años, se tituló campeón en 1950 y 1952. Hoy vive en Puerto Montt al cuidado de sus hijos y se emociona cada vez que le recuerdan al club oro y cielo.
Carlos Espinoza llegó a entrenar en Everton directamente desde el regimiento donde realizaba su servicio militar, en Quillota. Un oficial, hincha oro y cielo, lo mandó a Viña del Mar. Ese día de 1948 el arquero todavía tenía estampa de conscripto, por lo que se ganó el apodo de "Pelado", que lo acompañó por toda su carrera.
Poco tiempo después de su fichaje en el club de la Ciudad Jardín, el futbolista lograría hazañas que nunca imaginó durante su apacible infancia en el sector de El Recreo, en Villa Alemana.
Fue campeón en las temporadas 1950 y 1952, integrando la generación más exitosa de los viñamarinos, junto a René Meléndez, "Pelusa" Arenas, José María Lourido y Daniel Torres.
La inexorable ley de la vida fue dejando a Espinoza sin sus compañeros de hazañas y hoy, a sus 95 años, es el único sobreviviente de los planteles que lograron los dos primeros títulos del club fundado un día como hoy, en 1909.
El exgolero, quien también defendió a la Selección Chilena en el Sudamericano de Montevideo 1956 y en los Panamericanos de México ese mismo año, vive hace unos años en Puerto Montt, donde residen tres de sus cinco hijos.
A fines de 2018, Espinoza sufrió un accidente cerebrovascular que lo dejó con una movilidad reducida y, además, sin la posibilidad de hablar de forma fluida.
Ligado al fútbol
No obstante, según relata su hija Myriam, el exgolero mantiene su pasión por el fútbol: "Pese a que se comunica sólo asintiendo y negando con su cabeza, sigue a veces mirando partidos por la televisión, le gusta ver al Everton".
Más allá de sus limitaciones físicas, el doble campeón oro y cielo "no toma ningún medicamento, más allá de una aspirina para el tema cardiaco", relata su hijo Miguel, quien también fue arquero y defendió la camiseta de Wanderers en 1993.
La rutina diaria del exfutbolista es coherente con su edad y su restringida movilidad. Se levanta para desayunar, almuerza temprano, ve televisión, duerme un rato y tras la once se acuesta. A veces su itinerario se quiebra por alguna visita, como la que le hizo hace poco Claudio Gallardo, socio de la Corporación Everton, quien en nombre de la agrupación le regaló un libro con la historia del club y un galvano.
"Disfrutó mucho con ese libro, nosotros se lo leímos completo. Él se acuerda mucho de sus compañeros de equipo, los quería montones, por eso mismo tratamos de no contarle demasiado cuando iban partiendo", relata Myriam Espinoza.
En 2018 fue la última visita del excuidavallas a Valparaíso. Llegó unos días antes del 31 de diciembre de 2017 y pudo ver los fuegos artificiales del Año Nuevo en el Mar desde el departamento de su cuñada, en la calle almirante Señoret.
Después de eso vino el estallido social y la pandemia, junto con una fractura de cadera y el accidente cerebrovascular, lo que fue minando su salud.
Sin embargo, Miguel Espinoza afirma que pese a su edad, su padre "se mantiene bien, con todos los cuidados que requiere. Además, tiene sus facultades mentales intactas, es un hombre muy agradecido, de cualquier gesto, tanto así que una de las pocas palabras que siempre tiene en su boca es gracias".
El cariño de los evertonianos por su padre es algo que destaca su hija, quien relata que "de toda la vida a mi papá lo llamaban a su casa, cuando vivía en Coronel, acá a Puerto Montt también, nunca podría decir que lo han olvidado".
El "Pelado" nunca se olvidó tampoco del club de su vida ni de sus compañeros. En una de sus últimas entrevistas, le dijo a El Mercurio de Valparaíso en 2016 que "sueño con llegar un día a Sausalito y que el estadio se llame René Meléndez, es el sueño más grande que tengo".
"Sigue a veces mirando partidos por la televisión, le gusta ver al Everton".
Myriam Espinoza, Hija de Carlos Espinoza, arquero campeón con Everton el 50 y 52
204 partidos oficiales disputó Carlos Espinoza con los colores de Everton entre 1950 y 1958.
0-0 fue el marcador del partido ante la UC en Viña, en 1951. Es considerado por el arquero como el mejor de su carrera.
1959 Con la camiseta de Wanderers, el golero fue campeón de la Copa Chile, aunque no jugó la final.
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