LA PELOTA NO SE MANCHA Esta tarde vi llover....
POR WINSTON POR WINSTON
El viernes pasado se suspendió el partido entre Universidad Católica y Santiago Wanderers y el sábado, el de Everton con Unión San Felipe, ambos duelos correspondientes a la Copa Chile. Los hinchas del decano perdieron la oportunidad de vengar el último enfrentamiento que jugaron contra los cruzados en San Carlos de Apoquindo y los de Uní Uní, la de recordar sus tiempos en la serie de honor del fútbol chileno.
Había que cuidar la cancha, dijeron en Santa Laura, mientras que en Sausalito la lluvia había generado otras urgencias y necesidades bastante menos triviales que un duelo de fútbol.
Se echan de menos aquellos tiempos en que "llovía a la antigua...de abajo hacia arriba", cuando no estábamos preocupados del sistema frontal, la precipitación acumulada u obsesionados con la isoterma. Había que jugar porque así estaba programado y porque, además, no había temor de ofender a la cancha. Fue en esos encuentros que se generaron recuerdos memorables que hoy quiero traer a colación a falta de fútbol.
Retrocediendo en el tiempo, aparece en la memoria la Copa América de 1991. Chile jugaba de local y queríamos revalidar el título de Colo Colo en la Copa Libertadores. Con Iván Zamorano a la cabeza, veníamos de vencer a Ecuador (2-0), a Perú (4-2), a Paraguay (4-0) y perder con Argentina 0 a 1 en la fase de grupos, gol de Gabriel Batistuta en los últimos minutos. El formato de la fase final fue horrible, los seis mejores en duelos de todos contra todos definían al campeón. La revancha contra los trasandinos se jugó en la etapa final y solo una victoria daba la opción de optar por la Copa. La lluvia hizo de ese encuentro una tortura para los dirigidos por Arturo Salah y el agua no logró ablandar a los subcampeones del mundo. Cada vez que el equipo quería avanzar, la pelota se frenaba en un charco de agua. Un tibio empate sin goles contrastó con el frío de las gradas, mientras que las gotas del cielo se confundían con las lágrimas de jugadores e hinchas que veían cómo, otra vez, una copa América se iba de las manos: "Se mira, pero no se toca". Tendrían que pasar 24 años para cobrar venganza.
El segundo partido a recordar se disputó en un lluvioso día de agosto del invierno de 1987 en Sausalito y quedará en la historia por ser uno de los más absurdos que se haya disputado. Había sectores de la cancha que parecían una verdadera piscina. Un duelo de colistas entre San Luis y Everton que terminó en una victoria de 1 a 0 a favor de los viñamarinos. En medio de las absurdas disputas por sacar la pelota del agua, un quillotano cayó al suelo después de un codazo y estuvo a punto de morir ahogado. Solo un millar de hinchas ruleteros fueron los testigos privilegiados del único match de waterpolo que se ha jugado en Sausalito.
El tercero corre por cuenta de Wanderers en el Estadio Nacional el año 1996, contra el campeón vigente, Universidad de Chile. También, en medio de una lluvia torrencial, un humilde equipo dirigido por Jorge Luis Siviero dio vuelta un partido increíble y terminó ganando por 2 a 1. La imagen del "Tanque de Tandil", Mario Vener, arrodillado bajo la lluvia, siendo abrazado por sus compañeros, está grabada a fuego en el corazón de los hinchas wanderinos que fueron testigos de esa hazaña que parecía imposible.
El recuento de las anécdotas bajo el agua concluye con una historia de Sergio "Superman" Vargas. El arquero recordaba que, en un partido lluvioso, cuando defendía los colores de Independiente de Avellaneda, tuvo una jornada para el olvido. En el camarín, el entrenador, lejos de reprimirlo, se limitó a recordar, en tono paternal, ese clásico bolero de Armando Manzanero: "Esta tarde vi llover, vi gente correr y no estabas tú".