EL RINCONCITO DE LA CONSENTIDA Realmente no estoy tan sola
Pese a que la semana comenzó con algo de delay en día martes, está todo pasando en la Región de Valparaíso, partiendo por los cuchillazos, mawashis (esa la saqué de mi tío Pato, que entrenaba en el dojo de Enzo Ramírez, en Rosa O'Higgins con Avenida Apoquindo, y después se iba a carretear al frente, al pianobar "Confetti", administrado en ese entonces por el cuñado de la Patty Maldonado, ¿se acuerdan? Yo no había ni nacido, pero me cuentan que era como un cumpleaños de Darth Vader: iban desde Álvaro Corbalán a la Maripepa Nieto, pasando por Peter Rock, Rodolfo Navech y Ronco Retes).
¡Ah, qué tiempos aquéllos!, repite mi tío Pato mientras le cambio la chata. ¿Y de qué estábamos hablando? Ah, de los mawashis, patadas en la entrepierna y escupos en el ojo que se han lanzado entre Mauricio Viñambres Adasme y sus coleguitas del Frente Amplio, específicamente los del partido del Presidente Boric: su timonel nacional Diego Ibáñez y la alcaldesa Valeria Melipillán.
Pero los navajazos parece que saltarán más lejos, porque me contaron que el PS ya se decidió a su plan de reconquista del mundo mundial a través de las alcaldías, partiendo por Valparaíso, ciudad en la cual el presidente regional Nelson Venegas jura de guata que ya tiene casi convencida a la ministra Maya Fernández para que desafíe a Sharp, aun cuando su tía, Isabel Allende Bussi, forcejea por su lado para que la sobrina asuma el cupo senatorial que ella dejaría.
En el Gran Valparaíso el PS ya habría acordado apoyar a su excorreligionario, hoy disfrazado de frenteamplista para la elección y de independiente para gobernar, Freddy Ramírez, algo que incluso es bien visto por la derecha, que ya no tiene muchas ganas de hacer el ridículo como en las últimas cuatro o cinco elecciones, en una de las cuales hasta terminó apoyando a ¡Jorge Valdovinos! como su candidato de consenso. El PS también apoyará al RD Francisco Riquelme en Casablanca, otro de los desencantados con la actual situación del partido.
¿Viña del Mar? Ahí está complicado el asunto. Cuentan que quien maneja el business es el diputado Tomás de Rementería y que, visualizado el gran apoyo que Macarena Ripamonti (RD) mantiene en los cerros, sería casi un suicidio meterse allí y que es mejor que ese desgaste se lo lleven René Lues, Manuel Millones, el concejal Alejandro Aguilera u Osvaldo Urrutia.
La apuesta por Quilpué la harían la exconcejala Viviana Núñez (UDI) y, tal como lo anuncia hoy, el propio Viñambres; en tanto Villa Alemana es una incógnita por cuanto los republicanos (la familia Barchiesi, entre ellos) estiman que es un municipio que se debe recuperar sí o sí. El alcalde de Panquehue, Gonzalo Vergara, podría ser apapachado por el PS, en tanto la doctora Carmen Castillo iría nuevamente por San Felipe, Filomena Navia por La Cruz, Dina González por Calle Larga, y Alfonso Muñoz por El Tabo
Hay más. ¿Si no es Maya Fernández, quién sería el candidato socialista por la Región de Valparaíso? Les respondo con otra pregunta: si el ministro Álvaro Elizalde, quien le cedió su cupo en El Maule a la presidenta del partido, Paulina Vodanovic, quiere ser candidato presidencial y, pongámosle que pierde en una primaria, ¿dónde podría refugiarse? ¿Ah? Exacto. En la misma Región que será la vedette de las próximas parlamentarias y para cuyas senatoriales también suenan Camila Flores y Andrés Longton (RN), Carolina Marzán (PPD, en dupla con Marco Antonio Núñez como diputado), Rodolfo Carter (UDI), Arturo Squella (REP) en posible combinación con Kenneth Pugh, Francisco Undurraga (EVO), Pamela Jiles (IND), Karol Cariola (PC), Diego Ibáñez (CS) y Jorge Brito (RD).
Al que parece que dejarán sin nada es al golpeado presidente de RD, el senador Juan Ignacio Latorre, porque siendo sinceros, nadie lo ve como candidato a la reelección y tampoco como ministeriable, menos después del rifirrafe con el ministro Carlos Montes.
Porque si hay alguien solo hoy, ese es Latorre, quien le abrió las puertas del Congreso a tantos que hoy se reparten por los ministerios y municipalidades y que optan por silenciar el teléfono cuando él los llama.
"Uno no se muere cuando debe, sino cuando puede", decía el coronel Aureliano Buendía en una novela de un autor aracataqueño cuyo título multiplicaba por cien lo que hoy pasa por la mente y el alma de Latorre, mientras el senador tararea algo de Ricardo Arjona y, resignadamente, charla de política con su cepillo de dientes.
Yo, al menos, me entretengo con mi tío Pato y sus recuerdos encima del piano.