LA TRIBUNA DEL LECTOR La artesanía como parte del todo
POR MACARENA RUIZ BALART, DIRECTORA DE ARTEQUIN POR MACARENA RUIZ BALART, DIRECTORA DE ARTEQUIN
Vandana Shiva y Kartikey Shiva, en su libro Unidad versus el 1% detallan nuestra relación con los árboles. Ellas plantean que los árboles nos enseñan sobre el amor incondicional y la entrega total. Aprendemos del ciclo de vida y la ley de retorno a través de las hojas secas que caen, ya que se convierten en humus y nutren el suelo. Además, protegen la tierra, reciclan los nutrientes y el agua, y revitalizan los arroyos, pozos y riachuelos. Los bosques también nos brindan una lección sobre la "suficiencia" como principio de equidad, permitiéndonos disfrutar de los dones de la naturaleza sin explotación ni acumulación desmedida.
En la década de 1970, Vandana Shiva fue una participante activa en el movimiento Chipko, cuyo nombre se deriva de la palabra hindú "abrazar". Este movimiento, conformado principalmente por mujeres, se opuso a la deforestación industrial en los bosques del Himalaya. Se volvieron conocidas a nivel mundial por adoptar una táctica de protesta ecológica: abrazar los árboles para evitar su tala. Su valiente acción sentó las bases del activismo ambiental y se convirtieron en precursoras de los tree hugger o defensores de los árboles.
Esta mirada se enfoca en entender al humano como un habitante más de la tierra, el que debe respetarla y cuidarla. Los oficios artesanales representan el legado cultural de una comunidad, reflejando su conexión con la tierra y su visión del mundo. Las artesanas y artesanos desempeñan múltiples roles como alquimistas, agricultores, artistas y custodios de una sabiduría y patrimonio inestimables. Sin embargo, estas dimensiones que trascienden más allá del objeto en sí, y que se relacionan con la comunidad y sus tradiciones, a menudo son subestimadas en una sociedad que avanza hacia una cultura de desecho.
La artesanía se vincula al acto de la creación. Es a partir de la nada que se genera algo material, donde se plasman las emociones, sentimientos y percepciones de la realidad, los que pueden tener fines estéticos, simbólicos y utilitarios.
En Chile, las comunidades indígenas son ricas en tradiciones y conocimientos ancestrales. Las tejedoras mapuches, por ejemplo, han preservado técnicas de tejido y crean magníficas mantas, ponchos y accesorios que transmiten la historia y tradiciones de su pueblo. Asimismo, las ceramistas aymaras han mantenido viva la alfarería tradicional, produciendo vasijas y objetos decorativos con diseños simbólicos que representan su conexión con la tierra y el cosmos. Pero también existen oficios que parten en la colonia, como es el caso del arte de tejer el crin de caballo para realizar objetos. También observamos talleres contemporáneos, que usan una técnica tradicional de inspiración, como puede ser la cerámica, para hacer obras de autor.
Desde el mundo escolar, generación tras generación los estudiantes chilenos hemos realizado, con nuestras manos, un objeto de greda. En mi caso fue una taza de barro rígida y deforme, que no quedó como yo me había imaginado. Posiblemente fue un regalo del día de la madre y utilizada como portalápices. Pero a parte de ese recuerdo, mi memoria no encuentra muchas más conexiones con la artesanía en el paso por el mundo escolar.
Pienso que ningún estudiante sintió un orgullo fuera de lo común con estas creaciones, pues ellas se quebraban fácilmente y no eran muy bellas, no estimulando nuestra valoración a estos quehaceres. Además, su funcionalidad era bastante poca, pues, al no quemarse, el barro no sirve para sostener líquidos y su material es frágil.
En la Región de Valparaíso, el quehacer artesanal se entrelaza con la labor de las mujeres, quienes desempeñan un papel fundamental en la preservación y transmisión de las técnicas ancestrales. Desde generaciones pasadas, ellas han sido guardianas de los saberes tradicionales, dedicando tiempo y esfuerzo a la creación de piezas únicas y significativas que encierran la esencia de la región y conectan con la cotidianidad de sus habitantes. En comunidades indígenas, como las mapuches, aymaras y diaguitas, las mujeres tejedoras plasman en sus telares historias ancestrales y símbolos culturales, manteniendo vivas las tradiciones y fortaleciendo la identidad de sus comunidades. Asimismo, en la alfarería y la cerámica, demuestran su destreza y creatividad, encontrando en la expresión creativa una forma de empoderamiento y de mantener viva su historia y legado.
La relación con nuestra tierra es esencialmente ecológica, siendo vital el papel de la artesanía en la preservación cultural, nuestra conexión con la tierra y con sus tradiciones. En este sentido, es imprescindible reconocer la lucha histórica de las mujeres en diversos ámbitos que al final hablan de un sentido: el humano no es el centro de todo, somos parte de este mundo y por ello no podemos permitir nuestra desconexión con él.