Carvacho, el gigante de la Roja cestera, llegó como héroe a la tierra de su padre
BÁSQUETBOL. El seleccionado nacional, quien creció en Estados Unidos y juega en Alemania, realizó una clínica con niños en el gimnasio Arlegui. Sus ancestros viven en Viña y Valparaíso.
A Manuel Carvacho siempre le gustó el fútbol, era arquero y jugó en las divisiones inferiores de Santiago Wanderers. Recuerda que llegó a entrenar con el primer equipo caturro en la década de los ochenta, pero nunca debutó en Primera División.
El exgolero dio un cambio gigante en su vida cuando decidió partir a vivir en Estados Unidos junto a su esposa norteamericana, Nicole Bibb. Antes de partir había nacido en Chile su hijo mayor, Nicolás, quien creció en Hendersonville, Tennessee.
En EE.UU., Nicolás Carvacho se forjó como deportista y pese a que primero quiso seguir los pasos de su padre -se vino un semestre a Chile cuando tenía 15 años para jugar como cuidavallas en Universidad Católica-, finalmente eligió el básquetbol.
La carrera del pívot de 2,11 metros de altura ha sido exitosa, se formó en la Sunrise Christian Academy y luego defendió a los Rams, equipo de la Colorado State University, en la NCAA I. Esta liga es la más importante a nivel universitario en Estados Unidos. Ahí se consagró como el mejor reboteador histórico de su cuadro.
Pese a que su sueño era llegar a la NBA, finalmente emigró a Europa en 2020, donde defendió al Rilski Sportist de Bulgaria y luego pasó al Wurzburg de Alemania, donde sufrió una grave lesión (rotura de ligamento en una rodilla) que lo tuvo un año inactivo entre 2021 y 2022.
En la selección
Por su gran nivel, no es extraño que sea seleccionado nacional de Chile, una camiseta que eligió defender aunque no creció en nuestro país y aún le cuesta el idioma español.
Hace unos días participó con la Roja del básquetbol en el Preclasificatorio Sudamericano FIBA Americup 2025 en Valdivia, donde derrotaron a Barbados, Ecuador y Paraguay.
Tras su ciclo con el equipo nacional, Carvacho ha tenido una apretada agenda deportiva y familiar en la Región de Valparaíso, donde aún viven los parientes de su padre. El martes entrenó con el plantel de Los Leones, el miércoles brindó una clínica a decenas de niños de los clubes que integran la Asociación Viña del Mar en el gimnasio Arlegui, y entremedio tiene que multiplicarse para visitar a sus tíos, primos y abuelos, a quienes no veía desde hace cuatro años.
"Me han dado mucha comida", dice entre risas Nicolás Carvacho sobre los almuerzos y cenas con sus familiares. "Pero no me molesta, porque soy muy bueno para comer", añade el seleccionado nacional en un español que le cuesta, pero disfruta. "He podido ver dónde creció mi papá, eso es muy significativo para mí", reflexiona.
Respecto a su participación en la Roja, señala que se siente "muy feliz de estar con la selección, pese a que los partidos no fueron demasiado fuertes, siempre es importante jugar juntos".
Además, había otro componente emotivo en los duelos que el pivote disputó en Valdivia: sus padres nunca lo habían visto jugar por Chile en nuestro país y pudieron hacerlo por primera vez.
"Cuando cantaron el himno nacional a capela, sin la música, y vi a mi hijo en la cancha, se me cayeron las lágrimas de los ojos", reconoce Eduardo Carvacho.
"No sé si podré venir a los Panamericanos, espero que me den permiso en mi nuevo club, pero yo quiero jugarlos por Chile y ganar".
Nicolás Carvacho, Pivote de la Roja
2,11 metros mide el pivote chileno Nicolás Carvacho, quien jugó por la Selección en Valdivia.
26 años tiene el jugador que creció en la ciudad de Hendersonville, Tennessee, Estados Unidos.
"