El lento avance de la inversión pública
¿Tendrá eco en el Gobierno la advertencia de los expresidentes Frei y Lagos sobre los problemas que hay para activar la economía?
La ampliación del Espigón, en Valparaíso; la construcción del Puerto Exterior, de San Antonio, y la extensión del metro a Quillota son algunos de los grandes proyectos regionales cuya postergación, suspensión o atraso han demostrado la débil capacidad del Estado para avanzar en el desarrollo de infraestructura pública urgente y necesaria. El problema fue advertido por los expresidentes Ricardo Lagos y Eduardo Frei, quienes, en el marco del Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI), plantearon la necesidad de que el Gobierno acelere el tranco en la materialización de las grandes obras comprometidas en el programa de concesiones. Los efectos beneficiosos de este incremento de la inversión pública se sentirán en el empleo, la consolidación de los nuevos emprendimientos y un aumento sustancial del atractivo del país a los ojos de los capitales propios y extranjeros.
Desde la Dirección Ejecutiva del mismo CPI, el ministro Carlos Cruz advierte que revertir este problema requiere abrir una discusión sobre los obstáculos que existen para la materialización expedita de los proyectos. "Hay que incentivar para que haya nuevamente opción de ejecutar grandes proyectos de infraestructura que tengan un efecto transformacional importante en el país", dice Cruz, quien observa que "son demasiadas las instituciones que tienen que tomar posición respecto a determinados proyectos y no siempre trabajan con una misma lógica conducente a facilitar la ejecución" de dichas obras. El asunto, queda claro, radica en los procesos de tramitación que deben enfrentar las iniciativas y en la incapacidad que ha demostrado el Estado para favorecer el flujo de inversiones y su materialización en obras que entregan empleos y revitalizan la economía. Ya es hora, así lo exigen las circunstancias apremiantes, de que alguien en el Gobierno mire este tema y haga una propuesta, un pacto a favor de la inversión, que sea capaz de poner en movimiento la anquilosada maquinaria pública, que no ponga trabajas a las iniciativas de origen privado y permita transformar esta sensación de parálisis en un flujo beneficioso para el conjunto del país.