Acciones concretas contra la corrupción
La alcaldesa Ripamonti pidió cortar los discursos sobre probidad y tomar "acciones visibles" para cuidar la confianza ciudadana.
"Para construir confianzas hay que ponerse a trabajar de manera contundente y eso significa tomar acciones visibles y no solamente discursos", dijo la alcaldesa de Viña del Mar, Macarena Ripamonti, militante de Revolución Democrática (RD), en su primera declaración pública en profundidad sobre el escándalo de las platas pagadas por el Estado a organizaciones vinculadas a funcionarios de Gobierno y la diputada del mismo partido, Catalina Pérez. El conflicto, que estalló por las millonarias transferencias que hizo el Minvu a la Fundación Democracia Viva, ha crecido hasta sembrar masivos cuestionamientos sobre cómo se vincula el Estado con algunas de las organizaciones surgidas en la sociedad civil para ayudarlo en diversas tareas, como el trabajo en asentamientos irregulares, aunque todo indica que la ola se extenderá mucho más allá de este ámbito. La alcaldesa Ripamonti había manifestado su molestia con el caso de Democracia Viva en una instancia interna de su partido, como parte de la voz de los alcaldes de RD que veían, con preocupación, cómo el caso ponía un manto de duda sobre los compromisos de probidad pública hechos por el frentamplismo desde sus inicios.
Viña del Mar es un caso paradigmático en ese sentido, porque las irregularidades cometidas por los funcionarios bajo la supervisión de la alcaldesa Virginia Reginato (UDI) se trasformaron en un torbellino político que terminó con la exjefa comunal condenada por el Tricel a nunca más ejercer cargos de elección popular y a varios de sus exdirectivos de confianza convertidos en blancos de querellas e investigaciones judiciales. En el proceso, los partidos del Frente Amplio, con Ripamonti en la papeleta, ganaron en las urnas la alcaldía y ahora deben demostrar que no cometerán los mismos errores ni ilegalidades que tanto cuestionaron en el pasado. De allí que llame la atención que las declaraciones de la alcaldesa viñamarina no vinieran acompañadas de una propuesta concreta sobre cómo el municipio manejará el financiamiento de las organizaciones con las cuales se vincula. Con un presupuesto anual que se acerca a los 100 millones de dólares y la evidencia de que no basta con el mero cambio de elenco para garantizar la probidad administrativa, se requiere de los liderazgos alcaldicios algo más que discursos; se requieren, "acciones visibles".