¿Qué diablos pasa en Quilpué?
El silencio de la alcaldesa Valeria Melipillán respecto de sus supuestas largas ausencias y licencias médicas preocupa a la ciudad.
Entre tanto escandalete provocado por el supuesto mecanismo de diversas fundaciones, vinculadas mayoritariamente a Revolución Democrática (RD), y la manifiesta interdicción política de su presidente, el senador por la Región de Valparaíso Juan Ignacio Latorre, para hacerse cargo del entuerto, han pasado relativamente coladas diversas críticas y acusaciones en contra de la gestión de la alcaldesa de Quilpué, Valeria Melipillán, perteneciente a las filas de Convergencia Social (CS), el partido del Presidente Gabriel Boric, y cuyo líder nacional, el diputado Diego Ibáñez, también marca presencia en la zona.
Las primeras quejas, casi a modo de silencioso rumor, surgieron de las propias bases del municipio y luego fueron verbalizadas públicamente por el exalcalde Mauricio Viñambres en este mismo Diario, quien alertó de la supuesta ausencia de la jefa comunal en el día a día del municipio y en la toma de decisiones, hoy teóricamente en manos del administrador Pablo Piñones, y de los posibles nexos que vincularían a Melipillán, en sus tiempos de consejera regional, y al diputado Ibáñez con la fundación Procultura en actividades de campaña para el candidato presidencial Gabriel Boric en Quilpué.
Luego, la molestia volvió a expresarse desde dentro de la Municipalidad, desde donde, bajo reserva de identidad, dicen que la alcaldesa va muy poco a la oficina, que no conoce a los funcionarios y que no se reúne con los directores que no son de su extrema confianza, estableciendo sucesivos cambios de jefe de gabinete, contratando a múltiples y muy bien pagados asesores y con el cuestionable logro de haber posicionado a la comuna como líder de las falencias regionales en temas tan delicados como la Salud y la Seguridad (ausencia de camas UCI, tomas, ajusticiamientos narco, crimen de carabinera, etc.).
Lamentablemente, como ya ha sido dicho en estas mismas páginas, ni ella, ni el presidente de su partido, ni sus parlamentarios han querido responder a las legítimas dudas planteadas por la ciudad y este medio de comunicación. Y aunque nadie les pide que, como Latorre, hablen todos los días para contradecir lo que dijeron ayer, ya lo suyo es jugar a las escondidas. Pero, allá ellos, ya mañana será tarde.