En el clima enrarecido marcado por la progresión del Caso Convenios, que el domingo pasado cumplió un mes en el ojo del huracán, la gira presidencial estuvo en el centro del debate político antes de que Gabriel Boric abordara el Boeing 767-300ER de la Fuerza Aérea que lo llevaría a Europa.

"Hoy se necesita que el Presidente esté en Chile, solucionando el problema con su propio conglomerado, tomando decisiones sobre su gabinete", reclamó el diputado de la UDI Cristián Labbé, mientras su correligionario, el senador Iván Moreira, le daba un espaldarazo: "Es muy importante que viaje al extranjero para que se dé cuenta de lo que está pasando en el mundo y tenga relación con los países que va a visitar".

La programación se mantuvo inalterable y el Mandatario generó noticias -como también polémicas y sorpresas-, suscribió numerosos acuerdos de coperación y tuvo una apretada agenda de reuniones bilaterales con jefes de Estado y otros dignatarios en Madrid, Bruselas, Ginebra y París.

Hizo un reconocimiento al exjuez Baltasar Garzón, valoró los 30 años de gobiernos principalmente concertacionistas y llamó a los partidos chilenos a suscribir una declaración de rechazo al Golpe y a las violaciones a los derechos humanos.

Capítulo aparte fue su intervención en el plenario de la III Cumbre de la Unión Europea (UE) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). Allí dijo que en el marco del respeto irrestricto de los derechos humanos, "no debieran ser tolerables situaciones como las que ocurren en Nicaragua o la terrible crisis que ha llevado al éxodo de más de seis millones de venezolanos", para agregar luego que "las sanciones que se imponen de manera unilateral no están aportando a la solución" en los dos últimos países.

Igualmente, sostuvo que "lo que sucede en Ucrania es una guerra de agresión imperial inaceptable" e instó a sus pares a suscribir una declaración conjunta en tal sentido, expresando que "hoy es Ucrania, pero mañana podría ser cualquiera de nosotros". Finalmente, la declaración de la Cumbre -que no firmó Nicaragua- expresa su "preocupación" por la guerra contra Ucrania, pero no la condena. Fue por lo demás la génesis de la alusión del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, quien atribuyó a la "ansiedad" y "juventud" de Boric su llamado a la Celac a condenar la acción de Rusia.

¿Fue acertada la decisión presidencial de no suspender ni acortar la gira por la crisis política interna derivada del caso Convenios?¿Fue pertinente el reconocimiento al exjuez Garzón y el llamado a la suscripción de una declaración contra el Golpe desde Europa? Son algunos de los elementos que analizan los excancilleres José Miguel Insulza, Roberto Ampuero, Ignacio Walker, y la exsubsecretaria de Relaciones Exteriores y canciller (s) durante el segundo periodo de Sebastián Piñera, Carolina Valdivia.

"era indispensable"

"La gira del Presidente era indispensable. Era un viaje programado con mucha anticipación, está de por medio una discusión sobre el afinamiento de los últimos detalles del nuevo acuerdo con la Unión Europea, que es fundamental para las exportaciones chilenas, y además se trata de países con los cuales siempre hemos tenido una buena relación", señala José Miguel Insulza, canciller durante el gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle.

Coincide en la pertinencia de la gira Carolina Valdivia, canciller subrogante en el segundo periodo de Sebastián Piñera. Era un viaje importante, dice, "porque se encuentra pendiente de aprobación el Acuerdo Marco Avanzado entre Chile y la Unión Europea, que se cerró técnicamente en octubre de 2021 y políticamente en diciembre de 2022, y para eso es bien relevante que el Presidente haya ido a Bruselas y que allí se haya reunido con varios jefes de Estado y autoridades".

"Lo mismo en el caso de España, que tiene la presidencia del Consejo de la UE este semestre, y va a ser un actor clave y relevante para que se pueda avanzar en la aprobación de ese acuerdo", agrega la exsubsecretaria, para quien "más allá de apreciaciones de política interna, me parece que era fundamental que el jefe de Estado, como representante del país en el exterior, realizara la visita".

Para Ignacio Walker, canciller durante el mandato de Ricardo Lagos, la decisión de realizar la gira "fue muy acertada, porque la relación de Europa con América Latina y el Caribe es o debiera ser muy importante; sin embargo, ha habido un distanciamiento, un letargo, que ha impedido aquello. Por lo tanto, el centro de la visita, que fue esa reunión, es muy importante desde el punto de vista del interés nacional".

Riesgos asociados

Una mirada distinta tiene Roberto Ampuero, canciller durante el segundo gobierno de Sebastián Piñera, a quien no le parece prudente "que un presidente realice una visita oficial a un mandatario de un país en vísperas de elecciones generales, pues el riesgo es evidente: reunirse con el jefe del gobierno anfitrión será interpretado por la oposición como una toma de partido en asuntos internos".

El también exembajador en España y en México piensa que "Boric debió al menos pasar a saludar al líder de la oposición española para equilibrar la balanza, y no lo hizo", en lo cual coincide Carolina Valdivia. Y se pregunta en qué pie quedará si en las elecciones de hoy pierde su aliado, Pedro Sánchez, en circunstancias que "España es crucial para empujar nuestra aspiración de elevar la relación con la UE". Cree que no valía la pena correr el riesgo.

"Harina de otro costal es el escándalo de los convenios, que contiene una dimensión financiera y, al parecer, constituye a la vez un torpedo contra la línea de 'flotación ética' del frenteamplismo", agrega Ampuero, quien opina que "no asistir a la cumbre de la Celac (33 países) y la UE (27) era discutible, ya que el Gobierno viene enfrentando una catarata de delicados problemas,

Rosa Zamora Cabrera

rosa.zamora@mercuriovalpo.cl-