La misma historia de siempre en el PCdV
La farragosa destitución de Sebastián Redolés como presidente del Parque Cultural terminó con final repetido: con escándalo y acusaciones.
El Parque Cultural de Valparaíso vuelve a estar en el ojo del huracán por irregularidades administrativas, tal como lo ha hecho durante buena parte de sus casi doce años de funcionamiento, esta vez por la remoción ministerial del presidente del directorio, el músico, profesor de Historia y encargado de Cultura de la Municipalidad de Valparaíso, Sebastián Redolés, quien había sido nombrado por la también removida exminisra Julieta Brodsky.
El comunicado del Ministerio de las Culturas, obviamente, no dice nada, salvo "la necesidad de fijar nuevos rumbos para la administración del PCdeV", por lo que nombró en reemplazo de Redolés al periodista de la UPLA y magíster en Historia, Boris González.
La versión de Redolés apunta al déficit financiero del Parque Cultural, que habría tenido una respuesta "tardía, tibia e insuficiente" por parte del ministro Jaime de Aguirre, tras lo cual el músico habría optado por denunciar la situación al Ministerio Público.
En off, desde el Ministerio y en on desde los gremios se deslizan supuestas, repetidas e injustificadas alzas de sueldos en altos cargos del Parque sin conocimiento del directorio y el forzado retraso de dos sumarios administrativos (¿les suena eso conocido?)
El director ejecutivo, Erick Fuentes, quien reemplazó a Nélida Pozo, acusa una deuda de arrastre de $300 millones, advierte que está en curso una auditoría externa y justifica los aumentos de sueldos por cargas laborales extraordinarias.
Termina así una gestión que duró casi un año exacto y que, más allá de la pomposa presentación hecha por el mismo Redolés en cuanto a su visión sobre las políticas culturales, "comprender el arte y su vínculo permanente con el espacio público", y "el rol fundamental en la memoria y los derechos humanos", en la ciudad de Valparaíso son muy pocos quienes pueden dar fe de un trabajo bien hecho en el PCdV, incluso en el propio ámbito de la memoria y la conmemoración por los 50 años del Golpe de Estado de 1973, en el cual no hubo ningún interés por parte del municipio porteño ni del propio Parque en colaborar con el Gobierno en ese ejercicio. Si no nos creen, que le pregunten a Pablo Dittborn, miembro del directorio de Puerto de Ideas y del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.