"Me da pena que los ciudadanos estén adelantando juicios sin darle la oportunidad al proceso"
Con más de 20 años dedicado a enseñar Derecho Constitucional, José Ignacio Martínez conoce ampliamente la academia. En ella, asegura, hay cierto consenso en que el anteproyecto de nueva Constitución redactado por la Comisión Experta "es un buen texto, porque no es una ruptura con nuestra tradición constitucional", y porque desde el punto de vista de las innovaciones que introduce a la Constitución de 1980, respeta esa historia. Sin embargo, aclara que es perfectible y por eso se entienden las 1.069 enmiendas que los consejeros hicieron a ese documento.
Martínez es doctor en Derecho de la Universidad de Santiago de Compostela y hoy es decano de la Facultad de Derecho en la Universidad de los Andes, donde además es investigador de Polis, el Observatorio Constitucional de esa casa de estudios. Revisó las modificaciones presentadas por las seis bancadas del Consejo Constitucional que está redactando el segundo proyecto que será votado el 17 de diciembre y dice que no hay que asustarse con tan elevado número de enmiendas, porque están incluso dentro del mismo rango de las que se hicieron en la Convención y porque, en rigor, muchas de ellas son sólo correcciones de estilo o redacción.
- Y dentro de lo que se presentó y que usted ha podido revisar, ¿cómo analiza lo que entregaron las bancadas?
- Yo creo que lo que está mostrándose por cada una de las fuerzas políticas que está representada en el Consejo es más o menos lo que ideológicamente ellas proponen y uno esperaría. Desde ese punto de vista era lógico que, por ejemplo, la derecha hiciera una defensa mayor en algunas temáticas, como la propiedad de los fondos de pensiones, el derecho a la libre elección en materia de salud, el derecho preferente de los padres a educar a sus hijos, el derecho a la vida. Y desde el punto de vista de la izquierda, también era previsible que quisieran poner un mayor énfasis en algunas temáticas que ideológicamente son afines a la izquierda, como los tratados internacionales que, según ellos, deben tener en materia de derechos humanos el mismo rango que la Constitución o, por ejemplo, un mayor reforzamiento de los derechos sociales desde el punto de vista del Estado como proveedor, más que el derecho a la libre elección de las personas. O sea, son cuestiones que cualquier observador desapasionado de la realidad política entiende que son acordes a los principios y la ideología de las fuerzas políticas que están representadas ahí.
- ¿Faltó algo que enmendar?
- Me parece llamativo que ninguna de las fuerzas políticas se hizo cargo de lo que, al menos en el ambiente académico, ha hecho bastante ruido, que es un capítulo que a mí me parece que es muy relevante, a lo mejor más de lo que la opinión pública pueda opinar, que es el capítulo del Poder Judicial. Parece que las enmiendas ahí son pocas y no van al fondo del problema que creo que tiene. Es un capítulo súper deficitario y, técnicamente, muy mal hecho. Curiosamente, ahí las enmiendas no son todas las que uno habría pensado que debieran haberse dado y me parece que allí hay una mayor separación de este texto o de lo que podría ser el texto con relación a nuestra tradición constitucional.
- ¿Y por qué dice que está mal hecho?
- Si uno considera el derecho comparado, o vale decir, otras constituciones de países prestigiosos en materia constitucional y democrática, la idea de separar la gestión administrativa del Poder Judicial, de lo que es propiamente la función jurisdiccional, y que esta se radique en cuatro órganos y no en uno, que es lo que pasa en la mayor parte de los países que han hecho esta separación, eso ya resulta curiosísimo, por decirlo de alguna manera. Pero, además, me da la impresión de que de cara a la opinión pública resulta poco presentable que frente a esta mala imagen que existe en la ciudadanía respecto al sector público, se genere mayor burocracia y más órganos.
"no me sorprenden"
- Los ojos estaban puestos en las enmiendas que haría el Partido Republicano, por ser el con mayor cantidad de consejeros. Desde la izquierda hubo críticas de que estos habrían tratado de "pasar la aplanadora", similar a lo que había hecho la izquierda en la Convención. ¿Coincide con ese juicio?
- ¿Alguien podría pensar que los republicanos iban a salir con enmiendas similares a las del Partido Comunista, o al revés? No tiene ningún sentido. Entonces, yo vuelvo a lo mismo, y esto lo digo como académico. Me parece que las enmiendas de todos los partidos políticos responden a lo que ellos son y en lo que ellos creen. No me sorprenden. Como ahora comienza verdaderamente el trabajo importante del Consejo, espero que se produzca lo que en una democracia debe ocurrir, sobre todo cuando se está elaborando una Constitución. Nadie puede pretender que las constituciones sean documentos similares a programas de Gobierno, no lo son. Las constituciones no pueden ser textos maximalistas. Ambas cuestiones están contenidas también en el informe de la Comisión de Venecia, cuando hizo su visita a Chile, que fue un golpe duro al anterior texto, que tal como lo dijo el Presidente (Ricardo) Lagos, era un texto partisano. Entonces, lo que no puede pasar es que a partir de esta enmienda alguien pudiera pensar que debe aferrarse de ellas para transformar la Constitución en un texto partisano, maximalista, o un programa político. Está
"Está muy bien que ahora en las enmiendas fluyan estas ideas políticas, pero no estaría bien que alguien pretendiera robarse la pelota, por así decirlo".