"Mario Góngora votó dos veces por Allende, sin embargo fue un crítico de su gobierno"
"Góngora sería hoy un escándalo: por apoyar el golpe y rechazar a Pinochet", comenta el filósofo, abogado, escritor y académico viñamarino Hugo Eduardo Herrera, en referencia a quien es considerado uno de los principales humanistas chilenos de la segunda mitad del siglo XX, cuya obra se extiende desde la historia hasta la teoría del derecho, incluyendo la teoría política, el pensamiento filosófico y la crítica cultural.
Esas son algunas de las dimensiones que Herrera explora en su ensayo El último romántico. El pensamiento de Mario Góngora (editorial Crítica), acerca del Premio Nacional de Historia, decano de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile e integrante de la generación del 38, en que destacaron junto a él artistas, académicos, intelectuales y políticos de la talla de Eduardo Anguita, Braulio Arenas, Jaime Eyzaguirre, Jorge Millas, Armando Roa, Eduardo Frei o Bernardo Leighton.
Inusitado y valioso
"Desde que di con Góngora (a través de su fundamental Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile en los siglos XIX y XX, publicado en 1981), me percaté de que su obra contenía algo inusitado y valioso", expone el autor de El último romántico, quien es académico en las universidades Diego Portales y de Valparaíso, ha escrito trece libros y una treintena de artículos publicados en Chile y otros cuatro países.
"Había un tono, una manera de argumentar y de escribir, un tipo de pausa y de ritmo en las exposiciones, un estilo que lo distanciaba de los autores que me eran más conocidos. Tenía similitudes también, en varios sentidos, con otros escritores destacados de su época. Se dejan identificar en él rasgos de aquella generación memorable a la que perteneció", agrega.
Por los 90, cuando fue su encuentro con el Ensayo histórico, refiere que los miembros de esa generación ya eran "caminantes solitarios" que, "usualmente distanciados de la acerada mentalidad soviética, sospecharon asimismo de un optimismo de masas norteamericano al que percibían superficial".
Su fortaleza, subraya, "estaba en su intensidad. Los que quedaban vivos se enconaban en lugares más bien ocultos en medio de la marea de la levedad imperante, resistentes a ella en la distancia como cumbres tutelares".
VIGENCIA DE UN PENSADOR
- ¿En qué radica en lo esencial la vigencia de Mario Góngora?
- Creo que en lo mismo que me impactó la primera vez que lo leí. Es un autor que, con conocimiento profundo y aprecio por la historia concreta del país, a la vez que con el acervo de autores de primer orden -Heidegger, Schelling, Dilthey, etc.- intenta elucidar la situación. La situación de Chile y la situación mundial, especialmente occidental. Esa combinación, en el grado en el que la logra Góngora, es lo propio suyo. Ahí estriban su fuerza de penetración y su capacidad de diagnóstico de procesos de largo alcance.
- ¿Por qué plantea que "la relación de Góngora con la política no es sencilla sino dramática"?
- Porque siempre mantuvo la pregunta -que lo afectaba existencialmente- de si los medios modernos de hacer política permitían efectivamente transmutar la realidad o quedaban simplemente en el nivel de mecanismos técnicos, donde el espíritu era frustrado.
- También indica que la suya, la del 38, fue "una generación amplia, que dialoga mucho". ¿Cómo se traduce esto en la acción política?
- Es una generación que, más que por obras, destaca por rendimientos artísticos e intelectuales. En este sentido el drama de Góngora expresa bien el de su generación. Aun así, los del 38 tuvieron relevancia política, especialmente en la DC, el Agrario-Laborismo y un pensamiento de cuño nacional-popular.
PLANIFICACIONES GLOBALES
- En su libro sostiene que en el pensamiento de Góngora está siempre presente la tensión entre el individuo y su interioridad, por una parte, y el Estado y la sociedad por otro, dualidad que nunca se resuelve. ¿Qué conlleva esto?
- Tan relevante como nuestra dimensión pública es nuestra interioridad. Ambos, el ideal liberal de individuos fundamentalmente autónomos, así como el socialista de un ser humano que se diluye en un ser social genérico, son abstracciones. Mientras esa tensión exista, ni la política desaparecerá ni la historia terminará.
- También cita su planteamiento de que "la política gira entre opciones marxistas y neoliberales entre las cuales existe en el fondo la coincidencia de los opuestos". Estas concepciones totales del mundo ¿se vinculan también con esa dualidad?
- Sí. Es a partir de su reflexión sobre el carácter abstracto del marxismo y el neoliberalismo que Góngora plantea su crítica de las "planificaciones globales", cosmovisiones que se separan de la situación concreta. El problema de ellas es que terminan soslayando al elemento humano. Es visto como campesino rudimentario, por la DC, que quiso convertirlo en pequeño productor de tipo austríaco o francés. Es mirado como ser alienado -hoy el denostado "facho pobre"- que ni siquiera percibe su enajenación y debe ser redimido por élites ilustradas. O como un flojo indisciplinado, que necesita management y mercado para florecer. En todos los casos, el elemento humano es reducido a especie de material de disposición, carente de validez en su existencia propia, la cual es despreciada.
EDITORIAL DE FACHADA
- Señala que Góngora le "hizo una crítica formidable a Pinochet, diciéndole que el neoliberalismo socavaría la consciencia cívica del chileno y produciría una crisis de legitimidad".
- Góngora veía que el pueblo ha sido conformado por el Estado, mediante la educación, la administración y las FF.AA. Que desmantelarlo, como se estaba haciendo bajo Pinochet, terminaría por debilitar su carácter nacional, su consciencia política, su cercanía con las instituciones. Me parece que es precisamente eso lo que ocurrió: élites neoliberales provistas de un discurso muy abstracto, desatendieron al carácter conformador concreto del Estado, lo desmantelaron, el pueblo fue perdiendo lucidez política y compromiso con sus instituciones.
- ¿Cuál es la historia del libro donde él formuló esa crítica, que se publicó en Valparaíso en los años 80?
- El Ensayo histórico fue impreso en la Universidad Católica de Valparaíso. Como era material polémico, un investigador cercano a Mario Góngora creó una editorial de fachada, "Ediciones La Ciudad", para publicarlo sin hacer correr riesgos a la universidad. ¡No es trivial decirles a los militares que están socavando las bases de la nacionalidad!.
- Usted señala que episodios como el alzamiento de octubre están predichos en el pensamiento de Mario Góngora. ¿Cómo es eso?
- La "Crisis del Bicentenario", cuyo momento álgido es octubre, tiene una forma muy peculiar. Más que horizontal, entre bandos, es vertical: a un lado están las élites, discursos e instituciones, y al otro la situación popular. Se parece a la "Crisis del Centenario". Ambas son producto de élites ensimismadas, segregadas, capitalinas, presas de discursos abstractos, incapaces de brindar expresión institucional al pueblo. Entonces el pueblo se distancia de las instituciones y deviene rebelde. Siempre hay tensión entre instituciones y pueblo. Pero cuando ella se intensifica, es el momento de la crisis.
GÓNGORA y TERCER MILENIO
- Conociendo su obra, ¿cómo cree usted que Mario Góngora se plantearía en el tercer milenio sobre la conquista y el ejercicio del poder en Chile?
- Pienso que vivimos aún la "época de las planificaciones globales". Derecha e izquierda son determinadas por discursos muy abstractos. En partes de la derecha aún prevalece el neoliberalismo y la idea de la esfera política como mera aglomeración de individuos. En la izquierda "académico-frenteamplista" todavía domina el moralismo marxista al estilo de Jackson o Atria, que se aprecia en la condena al capitalismo del presidente Boric: el mercado es moralmente malo, "mundo de Caín", debe ser superado. La superación sólo se logrará en una operación a gran escala de intervención de las consciencias de los ciudadanos. Cuando se vuelvan estrictamente generosos, advendrá el comunismo. No se repara en la imposibilidad de reducir al individuo a un ser genérico o estrictamente generoso; ni en la importancia del mercado como factor de división del poder social: sin él quien emplea y quien gobierna coinciden, y la coincidencia ha sido, a lo largo de la historia moderna, base de tremendos abusos.
- ¿Y sobre los conflictivos 50 años del Golpe?
- Góngora fue comunista un tiempo y votó por Allende en dos oportunidades. Sin embargo, fue crítico de su gobierno. La crítica apunta a que la UP y Allende tenían una noción meramente instrumental de la democracia. La usaban como camino a un socialismo real. Por eso apoya el golpe, no obstante que a poco andar le formula al régimen de Pinochet la crítica a mi juicio más formidable, en el mentado Ensayo histórico. Góngora sería hoy un escándalo: por apoyar el golpe y rechazar a Pinochet. 2
El 'Ensayo histórico' (1981) fue impreso en la UCV. Como era material polémico, un investigador cercano a Góngora creó una editorial de fachada para publicarlo sin arriesgar a la universidad".
Rosa Zamora Cabrera
rosa.zamora@mercuriovalpo.cl
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