Uno de los personajes clave en el escándalo que terminó con la salida del presidente del directorio del Parque Cultural de Valparaíso (PCdV), Sebastián Redolés, es el fotógrafo y exrepresentante en el directorio de la Junta de Vecinos número 75 del cerro Alegre, Fidel Patricio Rudolffi, quien acusó un sabotaje del propio Redolés junto a una parte de la asamblea para removerlo de sus funciones. Cercano a la exdirectora del PCdV y actual directora del Servicio Nacional de Patrimonio Cultural, Nélida Pozo, Rudolffi denunció vía correo electrónico varias bombas nucleares: entre ellas, una que afecta al actual director interino, Erick Fuentes, como deudor de fondos concursables no rendidos al Ministerio de Culturas por más de 17 millones de pesos.

Asimismo, Rudolffi también hizo otra acusación tanto o más grave respecto de reajustes a dedo realizados por Fuentes y su antecesor, Mario Ahumada, de entre el 20,43% al 35,60% a funcionarios como el propio Fuentes, y otros siete trabajadores, cuyos nombres y rentas -pasadas y actuales- detalló en un prolijo archivo de Excel enviado a múltiples direcciones electrónicas de toda la Ciudad Puerto.

"En resumen, se puede indicar que desde el mes de diciembre de 2022 a mayo de 2023, el aumento real en el gasto de la planilla de sueldos fue de un 22,06% y de un 8,03% desde enero de 2023 a la fecha, por sobre el reajuste 2022-2023 aprobado por el Directorio y pagados con recursos del Estado, por su convenio con el Ministerio de las Culturas. Llama la atención, en el caso de las jefaturas de departamento, en enero el aumento es de un 10,6% por igual, salvo la Jefatura de Patrimonio, Erick Fuentes, a quien se le aplica un 20,43% de reajuste, misma jefatura que hoy ostenta el cargo de director ejecutivo (i)", explica Rudolffi en su mail, agregando que ninguno de estos aumentos fueron informados al directorio por parte de Redolés.

Algunas respuestas, como la de la artista escénica y feminista Myr Chávez, no fueron precisamente amables: "Señor Rudolffi, usted ya está fuera. Nadie de la asamblea lo quiere ni como socio y menos en el directorio, ya que usted se toma atribuciones sin consultar. Quedó clara su destitución en la última asamblea. Revisar acta. Su voz no es válida. Por otro lado son varias las deudas y deudores en Parque, se queda corto en su escrito con la cantidad de situaciones que suceden. Esperemos como asamblea podamos revertirlo".

Otros miembros también optaron por desconocer la representatividad de Rudolffi, aun cuando ninguno se mostró muy conforme con los nuevos derroteros tomados por el PCdV desde el arribo de Redolés. El destituido profesor de Historia y músico asegura que llevará al Ministerio Público las denuncias que el ministro Jaime de Aguirre no quiso escuchar sobre "un nivel tal de déficit financiero" dejado por Pozo, que tendría bajo amenaza "la estabilidad de uno de los principales Sitios de Memoria del país".

Apropósito de las declaraciones del Presidente Boric a la BBC en su reciente gira europea, y las del diputado Ibáñez en la televisión pública, respecto al sueño de la extrema izquierda de superar el capitalismo y transitar en Chile hacia un Estado de bienestar, parecen necesarias algunas precisiones conceptuales.

El capitalismo es un sistema económico que se basa en dos principios fundamentales: la propiedad privada de los medios de producción y la libertad de mercado. El socialismo, al menos en el sentido amplio en que dicho término prosperó en la Inglaterra del siglo XIX, designa en general a toda doctrina que postule una organización de la sociedad sobre bases colectivistas; en concreto, la propiedad estatal de los medios de producción y la planificación centralizada de la economía.

El problema es que todos los países europeos que admira el Presidente y que disfrutarían de las bondades de un Estado de bienestar, son capitalistas. Y en el caso del diputado, ningún otro sistema económico que la humanidad ha conocido es capaz de producir la cantidad de alimentos que produce el capitalismo. ¿Qué quieren decir entonces cuando hablan de "derrocar" al capitalismo?

Lo que quieren significar es la idea de una distribución más justa y equitativa de los beneficios derivados de la explotación del capital y del trabajo, sin la acumulación irracional de la riqueza en unas pocas manos, sin la alienación de los trabajadores, y sin la depredación de los recursos naturales. Pero detrás de estas intuiciones básicas subyace una pregunta más elemental: ¿Para qué sirve una economía?

Tanto Adam Smith como John M. Keynes concuerdan en que el consumo es el único fin de la actividad económica. Sin embargo, como sostiene Michael Sandel, los ciudadanos no sólo somos consumidores; también nos interesa la estructura de la economía, es decir, qué orden económico es más compatible con las ideas de libertad y de autogobierno inherentes a las democracias occidentales.

El asunto no es baladí porque no hay libertad sin autogobierno, y este último depende en buena medida de la virtud cívica de los ciudadanos. El problema es que la virtud tiende a degenerar en corrupción y a privilegiar el interés personal por sobre el bien común. Frente a este problema hay dos caminos: inculcar la virtud, en tanto cualidad moral, mediante una educación fuerte y robusta; y establecer ciertas reglas procedimentales en la Constitución que protejan a la democracia de la búsqueda privada y egoísta de la felicidad individual.

Ante la profunda crisis moral que atraviesa nuestra sociedad, parece necesaria una combinación de ambas respuestas, sin los excesos del octubrismo, pero también sin la inequidad de un capitalismo salvaje que alienta la meritocracia, aunque sin igualdad real de oportunidades para todos.

Aún tenemos cosas que el dinero no puede comprar. Nuestro deber moral es que esto siga siendo así.