En un proceso inédito, que forma parte del plan de descentralización en curso, los equipos técnicos del Gobierno Regional (Gore) de Valparaíso acudieron hasta las oficinas de la Dirección de Presupuesto (Dipres), en Santiago, para detallar el Anteproyecto Regional de Inversión (ARI), aprobado en junio por el pleno del Core. Este documento establece las necesidades presupuestarias de nuestra zona, detalla las prioridades previstas para el próximo año y recopila los argumentos financieros que justifican la ambiciosa solicitud de recursos que hace el Gore al Ministerio de Hacienda, de nada menos que $ 130 mil millones para el año 2024.

No será fácil para el gobernador Rodrigo Mundaca convencer al Gobierno de que la Región de Valparaíso es "la más importante", como planteó ante los equipos de la Dipres, y menos que el aumento de 36% en el presupuesto regional del próximo año es la simple rectificación de una antigua injusticia contable, que ha mantenido a la zona en puestos de rezago en la asignación de recursos, con partidas muy inferiores a las que reciben otras regiones con menos habitantes y complejidades.

¿Qué hará Mundaca si el Gobierno no atiende a su petición? No ha sido explícito, pero ha deslizado que ocupará su capital político para pelear por esos recursos, que representarían una victoria política importante en un año electoral clave para el líder natural de Modatima. El Gobierno, en tanto, puede interpretar la petición como una exigencia imposible de cumplir, una forma sutil del gobernador para volver a poner contra las cuerdas a una administración por la cual se ha sentido ninguneado tantas veces.

En la refriega política se suele perder la perspectiva, pero en verdad $ 136 mil millones para un territorio como la Región de Valparaíso no es precisamente un monto exorbitante. El municipio de Viña del Mar tiene un presupuesto de $ 129 mil millones para este año y el de Valparaíso, con todas sus precariedades, cuenta con $ 112 mil millones. Por ello, el desafío para Mundaca y su equipo es en verdad convencer al Gobierno y sus representantes en la zona que esos $ 130 mil millones son el piso de lo que realmente necesita la Región y no el techo de un presupuesto imposible.

Los episodios de contaminación ambiental que han afectado a vecinas y vecinos de Quintero y Puchuncaví y que mantienen a la Región de Valparaíso con una alerta sanitaria vigente, requieren de colaboración y herramientas de coordinación que permitan facilitar la toma de decisiones estratégicas y la activación de protocolos de emergencia en tiempo real. Aquí, la ciencia, tecnología, conocimiento e innovación deben jugar un rol central en la generación de soluciones que mitiguen y controlen el impacto de la contaminación presente en la zona e influyan en el cambio de políticas.

Actualmente, existen diversos sistemas de medición y de reporte de datos que permiten, por ejemplo, sistematizar información ligada a la carga y descarga de productos, salida y entrada de buques, estaciones de monitoreo para contaminantes atmosféricos, compuestos orgánicos volátiles y entrega de información diaria vinculada a las condiciones de ventilación y gestión de episodios críticos; todos procesos de entrega de información que son clave para la toma de decisiones y también para el actuar preventivo ante eventos de contaminación, pero ¿cómo avanzamos hacia un modelo que nos permita responder de mejor manera y atender en tiempo real las necesidades de la ciudadanía? Los procesos de modernización del Estado y el valor de la interoperabilidad como canal para acceder y utilizar datos compartidos sobre contaminación ambiental se van posicionando cada vez más como el camino que los servicios públicos, universidades y centros de investigación debemos adoptar para generar soluciones integrales a los desafíos socioambientales que experimenta Quintero y Puchuncaví. Los datos existentes nos permiten poder observar con claridad la problemática, pero al no estar directamente conectados, con la misma narrativa, lectura y entendimiento, la toma de decisión se hace cada vez más compleja.

Enfrentar la atomización de datos e información a partir de aplicaciones y procesos basados en interoperabilidad nos permite, como Estado, establecer acciones claras donde la ciencia y la tecnología se posicionan como un elemento habilitante dentro de un ecosistema regional con el conocimiento y el interés de seguir fortaleciendo nuestra capacidad preventiva ante eventos de contaminación ambiental. Avanzar de la mano de las capacidades científicas y de innovación existentes en nuestra región debe ser el camino.

Hoy, tenemos una oportunidad para estandarizar los datos existentes, conectarlos, integrarlos y, sobre todo, establecer canales que en tiempo real facilitan la toma de decisiones, protegiendo a la ciudadanía y a nuestro territorio. Integrar datos no estará nunca exento de desafíos, especialmente cuando hablamos sobre contaminación ambiental. No obstante, las universidades, centros de investigación y generadores de soluciones tecnológicas presentes en nuestra región, siguen avanzando y están a disposición para que colectivamente generemos un cambio.