Nueva concesión del Festival de Viña
El municipio tiene la oportunidad de repensar el certamen viñamarino más allá de su tradicional aporte al turismo local.
Con la promesa de mejorar los estándares del espectáculo y renovar la visión estratégica del certamen, el municipio de Viña del Mar avanza en las reglas de concesión del Festival Internacional de la Canción para el periodo 2025-2028. De acuerdo al cronograma de la casa consistorial, las bases de licitación serán publicadas antes de fin de año y la adjudicación será definida en marzo de 2024, una vez que haya terminado la 64ª edición del evento musical más relevante de Latinoamérica.
La alcaldesa Ripamonti ha destacado el sentido colectivo del proceso. Concejales, artistas, músicos, empresarios y representantes de las industrias creativas han sido consultados para modelar una concesión cuyo objetivo primordial será garantizar un salto cualitativo en la organización del evento. Este proceso debe ser consciente del impacto del Festival de la Canción en el posicionamiento internacional de Viña del Mar como centro del turismo sudamericano durante el verano, algo que siempre ha ocurrido, pero también debe ser capaz de mirar las nuevas oportunidades que abre un espectáculo de la categoría del Festival para consolidar a la ciudad como capital de la economía naranja en Chile. El desarrollo de polos dedicados a la innovación, como el Distrito V21, y la extensa oferta de servicios que tiene la ciudad, son complementos perfectos para la construcción de un ecosistema de empresas dedicadas a las industrias creativas, el arte y la cultura. Ello requiere una mirada de largo plazo que no siempre está presente en las oficinas consistoriales. Si a principios de siglo las bases de concesión se pensaban con la ambición de conquistar nuevos mercados turísticos, en los últimos años el énfasis ha estado puesto en la renta directa que entregan los canales al municipio, como un salvavidas para las arcas viñamarinas. Tampoco se puede pasar por alto que esta concesión, una de las más importantes en manos del municipio, será definida pocos meses antes de una elección que ya se anticipa estrecha y crispada. La alcaldesa y los concejales deben evitar la tentación de que el análisis sobre ofertas para organizar los festivales de 2025 a 2028 gire solamente en torno a las promesas de grandes artistas; aunque esta es una exigencia importante, también lo debe ser un proyecto de ciudad hacia el 2030.