Un nuevo informe sobre la realidad financiera de la Corporación Municipal de Valparaíso (Cormuval) revela que las deudas de esta entidad se elevan hasta los $ 182 mil millones, una cifra estratosférica, mayor a todo el presupuesto del municipio porteño para 2023 ($112 mil millones) y un 30% más que la histórica petición hecha por el Gobierno Regional para financiar sus proyectos el próximo año ($ 130 mil millones). Aunque el secretario general de la Cormuval, Eduardo Riquelme, afirma que gran parte de ese pasivo corresponde a los compromisos previsionales pendientes con los profesores porteños, para el cual ya existe un plan de pago -este año se cancelarán $833 millones-, las magnitudes del tema generaron una preocupación transversal entre los concejales de Valparaíso consultados por este Diario.

Para los ediles Zuliana Araya, Marianela Antonucci y Gonzalo García, es clave contar con más información sobre los pasivos de la Cormuval, así como de las acciones previstas por la administración de esa entidad para enfrentar la delicada situación. En tanto, la concejala Camila Nieto, presidenta de la Comisión de Finanzas, plantea que tanto el municipio como la Cormuval deben buscar nuevas rutas de financiamiento para paliar las deudas.

Que la abultada deuda sea heredada es un aspecto secundario frente a las preguntas importantes: ¿Tiene alguna estrategia el alcalde Sharp para sacar a la Cormuval de este entuerto? ¿Cómo impacta en las finanzas del propio municipio la responsabilidad de abonar pagos y reducir intereses en la Corporación?

El problema para Valparaíso es que no podrá dar por zanjados sus problemas económicos mientras exista ese pasivo monstruoso en una institución que se encarga de la salud, los cementerios, el aseo y varios otros servicios que, día a día, permiten mantener la ciudad en funcionamiento.

El escenario financiero se convierte en un espacio de notable intriga cuando el dólar, como protagonista, despliega su coreografía caprichosa. Esta danza que ha acaparado la atención durante todo del año 2022, así como también en los últimos meses del presente año, se asemeja a un bailarín en movimiento perpetuo. El valor del dólar se presenta como un punto focal de atención constante y especulación incansable.

Desde una perspectiva académica, este fenómeno adquiere relevancia al analizar cómo los factores económicos influyen en la volatilidad de la moneda. Las autoridades económicas se mantienen cautivas por esta danza financiera. La inestabilidad del dólar las insta a permanecer alerta, asumiendo roles de guardianes en la entrada de un intrincado laberinto financiero.

En determinados momentos la incertidumbre adquiere una tangibilidad evidente, llevando incluso a la intervención del Banco Central. Este último, en su papel de mediador, aporta recursos como un bálsamo financiero para atenuar las fluctuaciones y restablecer la calma en el valor de la moneda. En este sentido, el Banco Central emerge como una institución que intenta controlar las oscilaciones caóticas de esta danza monetaria. No obstante, a pesar de las recientes variaciones en su valor, es crucial destacar que la moneda estadounidense se encuentra a una distancia considerable de los máximos históricos que inquietaron a las autoridades el año pasado, cuando superó la barrera de los mil pesos, las alarmas resonaron intensamente y las autoridades observaron con ansiedad cómo sus temores se materializaban. Este punto enfatiza la importancia de contextualizar las fluctuaciones actuales dentro de un marco histórico y considerar la evolución temporal de las tendencias del dólar.

Al enfocar nuestra atención en la última semana, el dólar estadounidense ha acumulado un incremento del 2,87%. Sin embargo, en el análisis interanual, aún presenta una disminución del 9,09%. Este ascenso en su valor rompe la racha positiva que se había establecido en las últimas sesiones de cotización del mercado. La volatilidad de la última semana se sitúa en un 21,24%, una cifra significativa que queda por debajo de la volatilidad anual del 24,07%. Este dato sugiere que, al menos en esta etapa, el dólar ha optado por una interpretación menos cambiante de lo que se anticipaba.

A medida que los inversores y las autoridades siguen atentamente el compás de esta moneda, se hace evidente que en el mundo financiero, como en cualquier coreografía, es esencial adaptarse a las sorpresas inesperadas y acoger la incertidumbre con una mezcla cautelosa de destreza y agilidad.