LA PELOTA NO SE MANCHA The Chilean Premier League
POR WINSTON POR WINSTON
Ese es el título de una cuenta que circula en redes sociales con las imágenes más absurdas que brinda nuestra liga todos los fines de semana. La parodia es en relación con el campeonato inglés, la Premier League, donde han llevado el fútbol como espectáculo a su máxima expresión, logrando desbancar a las otrora ligas más importantes como las de Italia y España.
Aquí, en Chile, abundan los "firuláis" que se meten a la cancha a robarse la pelota, la gente en el público practicando extraños rituales chilensis (un "cara pálida", por ejemplo), diálogos impropios, fotos divertidas, jugadas absurdas, etc. En fin, todo eso que hace que nuestro querido fútbol sea no de segunda o tercera, sino de cuarta categoría.
Entre pasillos, se sabe que los dirigentes odian esta cuenta. Mientras, esperan que, por intervención divina, el fútbol chileno vuelva a aquellas épocas de gloria (los tiempos de Gorosito, Espina y Leo Rodríguez).
Quizás el hecho más paradigmático de la decadencia del fútbol nacional sean esas finales inventadas para la Copa Chile que en realidad no eran finales, pero que igual tenían un pequeño trofeo. A mediados de agosto, Universidad de Concepción ganó la Zona Sur y recibió un galvano de la ANFP. El problema es que tenía un pequeño detalle que advirtió con desconcierto el capitán del equipo penquista: en vez de decir que era por haber ganado esa fase, el trofeo correspondía a uno que la ciudad de Concepción le había entregado a Sporting Cristal en su encuentro por Copa Libertadores, en el año 2019.
Los peruanos habían perdido 4-5 con un gol de último minuto y ese galvano inmortalizaba el recuerdo de un partido que querían olvidar. Por eso, el pedazo de vidrio se quedó en el camarín, junto con algunas vendas sucias, cintas adhesivas y botellas de plástico. Al administrador del recinto le deben haber brillado los ojos cuando los dirigentes de la ANFP se dieron de cuenta que no habían llevado el premio que le correspondía a Universidad de Concepción. Era el momento de ocupar ese recuerdo que su señora insistía que tirara a la basura.
Este vergonzoso chascarro circuló en las redes sociales como una muestra más de la ineptitud con que opera la dirigencia del fútbol. Sin embargo, Pablo Millad, con más voluntarismo que ideas, quiere dar vuelta la página y comenzar algo nuevo que resuelva varios problemas.
El primero es deportivo. En Chile, se juegan muy pocos partidos al año, lo que nos hace menos competitivos a nivel internacional. El segundo es comercial: el torneo se corta con excesiva frecuencia. Se pierde continuidad y gracia. Y, en tercer lugar, el problema económico: la multipropiedad de los clubes y la intervención de representantes de jugadores como socios exigen poner bajo la lupa la ley de Sociedades Anónimas. Más aún ahora que los malvados de los políticos están poniéndose pesados con lo de las casas de apuestas.
El as bajo la manga de Millad sería un tercer torneo, que se sumaría al torneo nacional y a la Copa Chile. No sabemos el nombre, ni el formato, pero sí lo que verdaderamente les importa: tener más partidos y hacer caja con eso.
A este respecto, se me ocurren algunas ideas tan viejas como sabidas. Se podría establecer un torneo verdaderamente regional, con auspiciadores de la zona: tortillas de Curicó o chumbeque de Iquique. Otro torneo podría ser uno que agrupe por similitud: universidades, equipos de colonia, asociados por colores; la Copa Puro Chile: un campeonato sin extranjeros y otra solo con extranjeros: Copa Nuevo Chile. La Copa Limón a los que llevan menos de mil personas al estadio. Un torneo solo con los que han sido campeones y otro con los que nunca, para darles la oportunidad, etc.
El problema para la ANFP es que no se logra dar cuenta de algo mucho más importante que el de aumentar artificialmente el número de partidos: hoy no solo la Copa Chile interesa poco; el torneo principal, denominado en la actualidad Copa Betsson, tiene menos luces que barco de contrabandistas. Basta con ver la poca gente que asiste al estadio, lo devaluado que están los jugadores, los pocos recintos que están disponibles, el estado en que están las canchas, el bajo nivel de los partidos, para qué decir de los arbitrajes, etc.
En fin, antes que enojarse por la cuenta, los dirigentes deberían dejar de pensar en cómo obtener más dinero y concentrarse en el producto que ya tienen. Lo otro vendrá por añadidura, vean el ejemplo de Europa. Si quieren acabar con la cuenta The Chilean Premier League, es muy simple, no le den más material. Como dice el viejo refrán: "La culpa no es del chancho, sino del que le da el afrecho". Mientras tanto, dejen disfrutar de ella, que está bastante mejor que el mismo torneo.