Los Panamericanos en nuestra Región
La alerta de baja inversión en la zona, como también la impresentabilidad de algunos recintos, se suman al menoscabo. El déficit de infraestructura en regiones explica buena parte de la desigualdad que tanto dicen combatir los inquilinos de La Moneda, tanto de uno como otro color.
Diversas reacciones, y no precisamente positivas, generó la carta-denuncia a esta Diario enviada por el consejero regional Manuel Millones, quien levantó la alerta sobre los próximos Juegos Panamericanos y Parapanamericanos en Chile, a desarrollarse el próximo mes de octubre, poniendo énfasis en la baja o nula inversión realizada en la Región de Valparaíso, que albergará diversas disciplinas en San Esteban, Los Andes, Quillota, Viña del Mar, Valparaíso, El Quisco y Algarrobo, con algunas de ellas (equitación y balonmano, por ejemplo), sin boletos disponibles.
Más allá de la construcción de una pista ecuestre de estándar internacional en el Regimiento Granaderos de Quillota y de nuevas pistas de canotaje y slalom en San Esteban y Los Andes, otros recintos como el estadio Elías Figueroa y Sausalito recibirán mantenciones (el segundo, mucho menos que el primero, por cuanto en Playa Ancha no se realizaron revisiones con la periodicidad requerida) y huelga un cambio de techumbre en el Polideportivo de Viña del Mar, como bien lo han advertido en estas mismas páginas el seremi del Deporte, Leandro Torres, y destacados exdeportistas como el handbolista Marco Oneto.
La Corporación Santiago 20223, encargada de la organización, debió prever -a juicio no solo del core Millones, sino que de toda la Región- la asignación de una parte del presupuesto de US$550 millones en la creación de nuevos espacios o, como bien precisa el core, de otras ideas más creativas, tales como haber recuperado y remodelado el Hotel O'Higgins de Viña del Mar como Villa Olímpica.
El déficit de infraestructura en regiones explica buena parte de la desigualdad que tanto dicen combatir los inquilinos de La Moneda. Sin embargo, y a la hora de la verdad, el abandono y centralismo es sencillamente indignante y descorazonador.