Todos somos expertos en mecánica de suelos
Las contradicciones de nuestras ciudades se han visto desnudadas por la polarización en torno a los socavones de Reñaca y Cochoa.
De un minuto a otro la polarización política, con la cual los termocéfalos de siempre suelen teñirlo todo, contaminó la discusión -legítima, honesta y hasta necesaria- por los incovenientes producidos por los socavones en el campo dunar de Reñaca, que mantienen evacuados y bajo amenaza los edificios Kandinsky, Santorino y Miramar 1 y 2, además de bloqueado el camino costero por el derrumbe sobre la avenida Borgoño.
La ecuación es bastante simple: preguntar si hubo vicios en los permisos que posibilitaron la construcción sobre las dunas, citar al director nacional de Sernageomin diciendo que el Kandinsky no está anclado en roca sino en una zapata o acaso cuestionar el apabullante desarrollo inmobiliario en la zona es sinónimo de estar en contra del progreso, el mercado, las libertades públicas y hasta la patria. Al revés, dar a conocer versiones de que el MOP fue de una ineptitud tremenda al no mantener el colector de marras que desató la emergencia, discutir que los dos socavones pongan bajo cuestionamiento toda la ingeniería utilizada en la construcción dunar o, sencillamente, no desear que se derribe uno u otro inmueble para que todo arda termina por convertirlo a uno en un fascista, destructor del medioambiente y esclavista neoliberal.
Finalmente, la Región de Valparaíso acabó convirtiéndose en una parodia de sí misma. Ya nadie se acuerda del lío por los 500 millones de pesos de indemnización propuestos por un abogado medioambientalista al Concejo Municipal de Concón por el Punta Piqueros, como tampoco de que los grandes litigantes que dicen haber ganado todas las batallas también han perdido más de alguna.
Lo único que importa es tener la razón. Y tenerla, implica atacar a la actual alcaldesa de Viña del Mar, sacarle en cara no haber previsto los socavones con cambios al Plano Regulador en los poco más de dos años que lleva a cargo de la Municipalidad (no importa que haya habido pandemia, incendio y crisis económica y de vivienda), aún a costa de defender la, al menos, contradictoria gestión del Director de Obras Municipales que lleva más de cuatro décadas en el cargo, con un intervalo de 14 años por un sumario que nadie entiende cómo pudo durar tanto.
Todos tienen la razón. Todos opinan. Si alguien dice algo que a usted no le gusta, cancélelo, que de eso se trata todo esto. Bastará con dispararle al mensajero para tapar y esconder todas nuestras vergüenzas. Porque, si en algo estamos de acuerdo, es que todos somos ingenieros expertos en mecánica de suelos por estos días. ¿No es así?