"Para la militancia republicana es mejor mantener la actual Constitución"
Pasadas las Fiestas Patrias, la sensación es que el año ya está ad portas de terminarse. Y el balance de lo que ha sido el 2023, al menos para el Gobierno, no es el mejor, considerando que no ha podido sacar adelante las grandes reformas que prometió como la previsional, y tampoco ha podido cumplir con el acuerdo de enviar los proyectos de seguridad.
A lo anterior se suma que el Presidente Gabriel Boric sigue sin repuntar en las encuestas, quedándose con el voto duro. "El Presidente tiene una base de apoyo más o menos estable que bordea el 30%. Esto dificulta el avance de su agenda, que está taponeada por la crisis económica y la crisis de seguridad pública. La ciudadanía no percibe avances sustantivos, sino que retroceso o estancamiento", dice Mauricio Morales, doctor y magíster en Ciencia Política, y profesor titular de la Universidad de Talca, quien también pone en duda los resultados del Consejo Constitucional y cree que se viene un duro momento legislativo.
- ¿En qué posición está el Mandatario?
- El Presidente está en una evidente posición minoritaria, que va de la mano con la porción de legisladores de oposición en el Congreso, y para qué decir lo que ocurre en el Consejo Constitucional con una derecha que domina los dos tercios de la representación. En síntesis, Boric tiene una minoría social, política e ideológica. Si esto persiste, 2023 será un año perdido. No habrá pasado nada. No tendremos reforma tributaria, reforma previsional y, si las encuestas están en lo correcto, tampoco tendremos nueva Constitución.
- ¿Le fue perjudicial a su imagen la conmemoración de los 50 años del Golpe, considerando que no pudo convocar a la centroderecha, por ejemplo?
- No trajo los resultados que esperó el Gobierno. Fue una conmemoración que reflotó el conflicto más que el consenso. No hubo una declaración conjunta con la oposición y más que un proceso de recogimiento, la conmemoración en general estuvo plagada de polémicas totalmente innecesarias. Era simple llegar a un acuerdo sobre la democracia y los derechos humanos, pero todo se hizo a última hora. Estas cosas se planifican ordenadamente y con paciencia. El Presidente debió convocar con muchísima antelación a los líderes de los partidos de oposición y a los legisladores más relevantes para ir armando el documento. Era algo fácil de conseguir, pero el Gobierno se enredó, quedando la conmemoración de los 50 años del golpe más como una anécdota que como un punto de acuerdo nacional.
- ¿En qué temas debería centrarse el Gobierno para los tres meses que quedan del año?
- Es obvio decirlo, pero son las urgencias. Primero, seguridad pública. Ya es hora de que el Gobierno comience a mostrar avances y resultados. Segundo, crisis económica. El ministro Mario Marcel tiene un discurso muy optimista, pero esto contrasta con la opinión pública, que percibe escenarios poco auspiciosos en materia económica. Tercero, corrupción. El Gobierno aún está en deuda luego del caso Fundaciones y necesita limpiar su imagen ante la ciudadanía.
- El que no esté bien posicionado, ¿le dificulta al Gobierno que se llegue a acuerdos con el propio oficialismo y la oposición?
- Hay elecciones locales el próximo año y se comenzarán a activar las candidaturas presidenciales que competirán en 2025. En ese contexto el Gobierno no tendrá agenda, y la oposición no contará con incentivos para cooperar con el Gobierno, sino que para diferenciarse y profundizar sus debilidades. Cada vez que la aprobación presidencial es baja, los gobiernos terminan sufriendo en las urnas, especialmente cuando se trata de elecciones locales. Esto viene ocurriendo desde 2008, y no hay razones para pensar que ocurra algo distinto en 2024. La oposición quiere recuperar comunas como Santiago, Ñuñoa, Valparaíso, Viña del Mar. En este contexto, se dificultará muchísimo el camino a los acuerdos con la oposición. En 4 años, los gobiernos gestionan los dos primero, dejando los otros dos para organizar las campañas.
- ¿Se complejizará el tema de las elecciones?
- Absolutamente. Los partidos estarán en las negociaciones para sacar adelante las alianzas que competirán en las elecciones locales. La oposición tratará de mejorar su desempeño electoral especialmente en las gobernaciones. En 2021 sólo sacó un gobernador regional, que fue en La Araucanía. Para eso requiere de un Gobierno impopular y sin avances, lo que implica derribar la propuesta previsional de Boric y llevar el pacto o reforma tributaria a una suerte de "impuesto cero" a las personas.
- En ese sentido, ¿cuán difícil se avizora el trabajo legislativo?
- El panorama es dramático. El Presidente Boric señaló que Chile era la cuna del neoliberalismo pero que bajo su Gobierno sería la tumba del mismo. Nada de eso va a ocurrir. Primero, porque el Gobierno se encontró con una agenda de seguridad pública para la que no estaba preparado. Segundo, porque la crisis económica se ha extendido más de lo esperado. Tercero, porque se rechazó el texto constitucional que sí hería las bases del neoliberalismo. Cuarto, porque el nuevo texto- si se aprueba- va a profundizar y no morigerar el neoliberalismo. El trabajo legislativo irá por esa línea. Se van a bloquear las ideas originarias del Gobierno en materia tributaria y previsional, y si ambas reformas ven la luz, será a imagen y semejanza de los partidos de derecha.
- ¿En qué posición se encuentra la derecha? Está logrando que se legisle sobre los temas que le interesan, como el de la Ley de Usurpaciones y la legítima defensa privilegiada.
- El Gobierno no tiene cómo ganar el debate sobre seguridad pública y la derecha tiene todo para hacerlo. Ya se instaló la imagen de un Gobierno de mano blanda y de una derecha de mano dura. La derecha insistirá por la legítima defensa privilegiada y espera discutir el veto del Gobierno, presentándolo ante la opinión pública como una administración frágil frente al delito. Ese será el juego de aquí en adelante.
- Sobre este último punto, ¿es adecuado que el Presidente ponga este veto?
- Es de suma responsabilidad hacerlo. La ley debe ser lo suficientemente explícita para evitar que esto se transforme en una lucha directa entre civiles. La oposición debe colaborar en esa aclaración, pues de lo contrario la ley representará un retroceso. Pero el Gobierno debe ser hábil, presentando el veto como una defensa del estado de derecho y no como una suerte de concesión a los usurpadores.
- En cuanto al Consejo Constitucional, ¿cómo ve usted el trabajo que han hecho los consejeros?
- El texto de la comisión experta era bastante razonable, pero con las enmiendas republicanas cambió sustantivamente. En la opinión pública el "en contra" sigue con una ventaja muy sustantiva, y no hay razones para esperar que se revierta, salvo una condición. El proceso se puede sacar adelante vía cansancio o hastío. A veces el miedo moviliza más que la esperanza, y pudiera ocurrir que la gente apruebe el texto para cerrar el capítulo. Hay una evidente fatiga electoral y fatiga constitucional. Desde 1988 el Servel ha emitido 75 papeletas electorales. De ese total, 25 -un tercio- han sido utilizadas sólo entre 2020 y 2023. Entonces, puede que el texto constitucional represente un retroceso, pero si la gente estima que se debe cerrar como sea esa etapa, lo vote favorablemente. Insisto. Es una posibilidad mínima.
- A priori, porque recién se está en la votación del plenario, pero algunas de las enmiendas que se han votado ya están provocando la reticencia de la ciudadanía. Si se rechaza, ¿a quién se podría culpar? Porque podría parecer un ganar- ganar para el Partido Republicano, ya que no quería que se cambiara la Constitución.
- Republicano gana a todo evento. De hecho, para la militancia republicana es mejor mantener la actual Constitución. Kast perfectamente podría decir que el fracaso no es de él, sino que de la clase política que abrió el proceso en 2020. Por cierto, también está la posibilidad de que Kast llame a rechazar el texto en caso de que algunas enmiendas no sean aprobadas, lo que supone un conflicto con Chile Vamos. Esto podría darse sobre todo si el triunfo del "en contra" se hace inminente. En términos racionales, a nadie le conviene salir a hacer campaña por una opción perdedora, por lo que perfectamente Kast podría "botar" el proceso y saltar del barco del "a favor" al del "en contra". 2
Boric tiene una minoría social, política e ideológica. Si esto persiste, 2023 será un año perdido. No habrá pasado nada. No tendremos reforma tributaria, reforma previsional y, si las encuestas están en lo correcto, tampoco tendremos nueva Constitución".
Flor Arbulú Aguilera
flor.arbulu@mercuriovalpo.cl
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Considera que la oposición buscará recuperar comunas emblemáticas como Viña del Mar.