"Lo que más necesita la sociedad chilena es buen
La también escritora y académica reflexiona sobre la profesión en su estado actual, como también sobre el quehacer literario.
Magallánica de tomo y lomo, aunque con parte de su corazón en Valparaíso, la periodista Patricia Stambuk ha desarrollado su labor en medios regionales, aunque su nombre ha logrado resonancia nacional e internacional por los libros que ha escrito, como Rosa Yagán. Lakutaia le kipa y Rongo. La Historia Oculta de Isla de Pascua.
Una carrera que fue reconocida este año, cuando la también vicedirectora de la Academia Chilena de la Lengua fue elegida por unanimidad como Premio Nacional de Periodismo. En su alocución el ministro de Educación, Nicolás Cataldo, destacó que la balanza se inclinó hacia la exdirectora de la Escuela de Periodismo de la PUCV "por su trabajo en regiones (...), donde ha hecho un camino muy difícil del periodismo en contextos regionales".
El rol del periodismo
Al respecto, comenta que "en 1957 lo recibió la pionera periodista chilena Lenka Franulic, antofagastina, hija de un inmigrante croata de la isla Brac, en Dalmacia. Este 2023, 66 años después, lo recibo yo, puntarenense, también hija de un inmigrante croata de la isla Brac, que llegó a la Patagonia, el otro extremo del país. Ambas somos primera generación en Chile. ¡Tiene un tremendo valor en un país centralista como el nuestro!".
Y añade: "La identidad de nuestro país está en sus regiones. Por eso, además, es tan importante el periodismo regional, aunque a veces parezca más limitado, porque sus recursos y sus audiencias son menores. Cada región debe escucharse, verse, sentirse en el cuadro, en la fotografía. Debe oír, ver y leer noticias de sus problemas y no de los asaltos o los choques en la capital. Ver su cultura retratada en sus propios medios es imprescindible para un fortalecimiento y desarrollo locales en todo sentido".
Claro que hoy por hoy hacer periodismo de regiones no es tarea fácil, porque como ella misma asegura "los medios tradicionales han ido desapareciendo o se han jibarizado". A pesar de ello, "me impresiona que aun así tantos jóvenes de regiones quieran seguir estudiando periodismo".
"Es evidente que la tendencia actual es hacia la comunicación estratégica y el periodismo corporativo. Hay más espacios y mejores sueldos que en diarios o radios, pero lo que más necesita la sociedad chilena es buen periodismo mediático en todos sus géneros", sostiene.
Sobre todo considerando que la gente parece cada vez menos interesada en las noticias y en estar informados. "Es muy contradictorio. Más conectados, pero más desinformados. Por otra parte, no hay comparación entre la calidad de la información por medios tradicionales y por las redes. Lo que abunda en las plataformas más clásicas son, en general, hechos sin contexto, más un surtido de opiniones por lo general belicosas, pasionales, proselitistas y descalificadoras. O simplemente mensajes para sorprender y divertirse. Las redes también enredan. Mucho cahuín, palabra del mapudungun que también está en el diccionario", manifiesta.
Éstas, además, son la cuna de las fake news. Para Patricia Stambuk, "las noticias falsas pueden provocar distorsiones temporales, fragmentarias, aunque en mi opinión no alcanzan a convertirse en amenazas en temas mayores. Y si lo fueran, es una misión más del periodismo contrarrestarlas".
Orgullo literario
"Viví un intenso periodismo escrito radial y televisivo en Magallanes y Valparaíso, pero no somos las regiones las que proyectamos ni invadimos con nuestros contenidos al país, sino Santiago a nosotros, con sus temas y sus figuras, así que es difícil ser valorado o reconocido nacionalmente", reflexiona la Premio Nacional de Periodismo.
"Pero con mis libros de periodismo literario he entrado en el corazón de Chile y he salido más allá de nuestras fronteras. Para mí, han sido como la luz de los faros. De largo alcance, desde las lejanías y soledades de nuestra sorprendente geografía", afirma sobre su carrera literaria, en la que ha dedicado cuatro de sus libros a los pueblos yagán y rapanui.
"Son parte crucial de la identidad nacional y que en determinadas épocas fueron ignorados, maltratados y ultrajados. Ha costado cultivar en Chile el valor de nuestra diversidad, no solo geográfica, sino principalmente humana, étnica, cultural, y que se reconozcan los graves errores del Estado en el pasado. Esos mensajes de un Chile marginal han logrado calar hondo en el país y salir de nuestras fronteras, dice, agregando que "también fue y es así con la temprana primera biografía de Violeta Parra. Siempre, cediendo la voz a los protagonistas y testigos, haciendo que cuenten sus historias desde sus propias palabras".
Su más reciente libro se titula El farero del fin del mundo y muestra la historia de un hombre que ejerció como tal tanto en Magallanes como en Valparaíso. "El mayor aliciente fue de algún modo comparar la soledad y el aislamiento obligados de la cuarentena durante la pandemia, de la que tanto nos quejábamos, con la soledad elegida de los fareros, sobre todo cuando están en parajes muy aislados y yermos", explica.
"José Rodríguez nació en Valparaíso y se enamoró de la región austral desde el primer día en que llegó. Yo nací en Punta Arenas y elegí venir a vivir a Viña porque podría ver el mar. Ese mar de Chile nos une. Y como tengo un embrujo con el Estrecho de Magallanes, que tanto ha significado para Chile y para la historia y geografía universales, encontré en él la persona perfecta para contar la vida en los faros australes, desde Dungeness a Evangelistas. Pero su relato va más allá, nos lleva también a interesantes y críticos episodios históricos del país", detalla.
- Si tuviese que dar un consejo a quienes quisieran escribir libros investigativos, ¿cuál sería?
- Buscar hechos no tratados, atreverse a abordar temas nuevos, revelar aquellos entretelones o trasfondos de nuestra cultura chilena que los medios no alcanzamos a revelar porque vivimos de lo inmediato, de lo contingente, de la coyuntura. Y pensar no solo en el efecto inmediato, en el impacto editorial, sino en el real aporte a la memoria chilena, es decir, considerar en cuánto puede contribuir ese trabajo de investigación a iluminar la comprensión del pasado y presente del país o a esclarecer ciertos sucesos y también casos que parecen ser insignificantes.
- ¿Tiene pensado escribir un nuevo libro?
- Más de uno. El primero ya está encaminado. Es también un testimonio, referido a una gran figura de la cultura chilena. Y espero seguir con otro en la línea de los pueblos originarios. No descarto, entre medio, un segundo libro de ficción, aunque con matices históricos. El anterior en esa línea fue 1520. Cuentos del Estrecho de Magallanes. 2
periodismo mediático en todos sus géneros"
Flor Arbulú Aguilera
flor.arbulu@mercuriovalpo.cl