Graves acusaciones de Óscar Sumonte
El cinco veces alcalde de Concón entregó nuevos antecedentes sobre el desarrollo inmobiliario del campo dunar.
Como si se tratara de una serie televisiva, cada semana aparecen nuevos personajes vinculados al proceso de ocupación inmobiliaria del campo dunar, en Concón y Viña del Mar. La álgida controversia nació con la aparición de un socavón junto al edificio Kandinsky, pero ya alcanzó vuelo propio con todos los antecedentes que han salido a la luz sobre las negociaciones entre autoridades y empresas en torno a la protección (o desprotección) de las milenarias dunas del borde costero.
Esta semana salió al frente el independiente Óscar Sumonte, cinco veces alcalde de Concón, quien decidió limpiar su nombre de las menciones hechas por algunos involucrados en las causas judiciales abiertas por este tema. Para el histórico jefe comunal conconino, la situación actual, tan criticada por ambientalistas y expertos en urbanismo, surge de las presiones permanentes de la empresa Reconsa, la indecisión del gobierno de la época para aprobar las expropiaciones necesarias para ampliar el Santuario de la Naturaleza y la indisciplina del ex DOM Julio Leigh, quien no acató, de acuerdo a la versión del exalcalde, la instrucción directa de revocar permisos de obras en una zona definida como área verde. Sobre Leigh dice algo más grave aún, porque alude a un "proyecto del exdirector de Obras que involucraba la construcción de un edificio habitacional y comercial 'Condominio Azahares' en su propio terreno y presentado ante su propia Dirección de Obras, en pleno proceso de cambio del Plan Regulador". De ser cierto, el conflicto de interés es inaudito y debe ser investigado junto al resto de antecedentes aportados por el exalcalde. Pero resulta sorprendente y desolador que tantas situaciones anómalas y cuestionables permanecieran ocultas durante tanto tiempo, perpetuando un conflicto que pudo ser anticipado y resuelto muchísimo antes.
Tanto en Viña del Mar como en Concón, la actuación de los directores de Obras ha quedado en entredicho, pero también ha revelado la opacidad de una función administrativa que es clave en el devenir de una comuna. Si hay una lección de largo plazo que se pueda sacar de todo este asunto es la necesidad urgente de reconfigurar el cargo de director de Obras en una línea que ponga el acento en la mayor transparencia y rendición pública de sus decisiones.