Marihuana, el nuevo cigarrillo
En Finlandia, a los adolescentes de 14 años se les hace firmar un compromiso de que no van a fumar cigarrillos, ni marihuana, ni beber alcohol antes de los 18; medida a la que se suma la promoción de un deporte y el compromiso de los padres y madres de pasar por lo menos una hora con los hijos".
Uno de los fenómenos más preocupantes, tanto por su proliferación como por la impunidad y el desparpajo con el que se realiza, es el extendido hábito en Valparaíso de consumir marihuana en la vía pública a toda hora y en todo lugar, pese a lo dispuesto en el artículo 50 de la ley 20.000 que sanciona el consumo en lugares públicos o abiertos al público con multas de hasta diez unidades tributarias mensuales y la asistencia obligatoria a programas de prevención, o la participación en actividades determinadas a beneficio de la comunidad. Todo letra muerta en una ciudad donde parece que los que vociferan pueden imponer sus criterios por encima de toda legalidad, confirmando de paso la existencia de una sociedad cuyo principal síntoma radica en la ausencia de un fundamento común para la vida en sociedad.
Las cifras del año 2021 muestran que en Chile el "pito" pasó a ocupar el lugar del cigarro y que en la última década el consumo del cigarrillo bajó un 76,4 % mientras que el de la marihuana subió hasta llegar a cifras récord mundiales. De acuerdo a SENDA, en la Estrategia Nacional de Drogas 2021-2030, Chile ocupa el primer lugar entre todos los países de América (norte, centro y sur) en consumo de marihuana, cocaína, pasta base y tranquilizantes sin receta médica, siendo los estudiantes entre octavo básico y cuarto medio los que más consumen estas drogas en comparación al resto de la población.
Y esto que para algunos pudiera ser tan sólo un asunto de preferencias, libertades o gustos personales, es en realidad un problema social y una catástrofe en materia de salud pública dadas las consecuencias asociadas al consumo.
Anneliese Dorr, investigadora por más de 15 años de los efectos de la marihuana en niños y adolescentes ha señalado: "El primer concepto que se me viene a la mente cuando escucho la palabra marihuana es engaño". Y ello a partir de las conclusiones de estudios longitudinales tan relevantes como el de Madeline Meier publicado en 2012, que muestran que el consumo diario de cannabis a lo largo del tiempo produce alteraciones persistentes de la memoria y la cognición, sobre todo cuando este consumo comienza en la adolescencia. De hecho, el estudio de Meier reveló que los adolescentes que consumieron cannabis semanalmente, o que presentaban un trastorno por consumo de cannabis antes de cumplir 18 años, manifestaron posteriormente una reducción del coeficiente intelectual más pronunciada que aquellos cuya dependencia del cannabis comenzó en la edad adulta, alcanzando una caída de diez puntos. Y un estudio reciente realizado en los Estados Unidos ha respaldado el estudio de Meier al encontrar una asociación entre una peor memoria verbal y el consumo diario persistente de cannabis a lo largo de la vida adulta.
Por eso, si en algo podemos imitar a los finlandeses, que sea en esta materia. En dicho país, a los adolescentes de 14 años se les hace firmar un compromiso de que no van a fumar cigarrillos, ni marihuana, ni beber alcohol antes de los 18; medida a la que se suma la promoción de un deporte específico junto al compromiso de los padres y madres de pasar por lo menos una hora con los hijos. Fue así como en dicho país lograron disminuir el consumo de un 43%, a un 5% a la vez que el rendimiento escolar subió de manera exponencial.
Ojalá hagamos algo similar en Valparaíso, o al menos no sigamos normalizando una conducta que atenta tan flagrantemente contra nuestro futuro. 2
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