Incluso para quienes no gustan de los deportes, los XIX Juegos Panamericanos de Santiago 2023 han representado en apenas un par de días de competencia los más profundos valores del deporte, el esfuerzo y la resiliencia. Solo en el caso de Chile, cómo no conmoverse ante la medalla de oro de Francisca Crovetto en tiro skeet o las de plata de los hermanos Vidaurre en mountain bike, con Catalina superando una trombosis pulmonar hace solo algunos meses. O el esfuerzo de Hugo Catrileo, despedido de su trabajo por haber ido a entrenar mientras su madre recogía papas en Nueva Imperial, hoy medalla de plata en la exigente prueba de maratón, la que dedicó al pueblo mapuche y a su familia. Qué decir de la ciclista Aranza Villalón, bronce en ruta contrarreloj, cuyo hermano fue asesinado por un sicario hace pocos días; o Claudia Gallardo, también bronce en el taekwondo. Detrás de cada uno de los exponentes, no sólo de los medallados, hay historias de soledad, esfuerzo, entrenamientos con artículos caseros durante la pandemia y el orgullo máximo de representar a su país en un evento de estas características.

Precisamente ayer llegó hasta la redacción de este Diario una carta del exintendente regional Gabriel Aldoney, quien desde la tranquilidad de Limache propone retomar la tantas veces postergada idea de unos Juegos Nacionales que integren a todas las comunas del país, a realizarse cada cuatro años durante el mes estival de enero y en la cual las distintas regiones concursen y compitan por la organización, lo que redundaría en "mejoras a la infraestructura, conocer las potencialidades de muchos deportistas que no cuentan con los medios para perfeccionarse, masificar la práctica del deporte, intercambiar experiencias e introducir nuevas formas de gestión deportiva, conocernos más entre nosotros, promover deportes tradicionales y tantos otros beneficios, entre ellos, profundizar el proceso de regionalización del país". Pero, como siempre, la palabra la tiene el poder central y La Moneda...

Reflexionar sobre un mejor destino y futuro para nuestra ciudad de Valparaíso es una tarea compleja, pero a la vez desafiante. En los últimos años, el otrora puerto principal de Chile se ha quedado atrás, en una suerte de "estado de congelamiento e inmovilismo", convertido en un territorio rezagado respecto de ciudades mucho más desarrolladas de nuestro país.

Todos estamos conscientes que este abandono proviene de un "No hacer" por parte del Estado de Chile, ya sea directamente, o bien a través de falta de herramientas que faciliten la inversión privada.

Hoy vemos con esperanza una nueva mirada del gobierno del Presidente Boric, a partir del trabajo y liderazgo asumido por la Empresa Portuaria de Valparaíso (EPV), de generar y sostener un diálogo entre los distintos actores de la realidad política, social y económica del territorio, con miras a establecer puntos de acuerdo sobre lo que el puerto debe y puede significar en los próximos años para el desarrollo de nuestro país.

Debemos ser capaces de mirar a Valparaíso en un plan de desarrollo portuario que implique convivir con la ciudad de una manera armónica, contribuyendo a que otras áreas se beneficien directamente, o a partir del pago de un aporte especial, más allá del empleo que genera, para que las comunas-puerto reciban una parte de los beneficios económicos que la actividad portuaria y la cadena logística generan.

El proyecto de ampliación de Valparaíso es complementario con el Puerto a Gran Escala de San Antonio y no competencia. La nueva política portuaria debe considerar a ambos puertos en una estrategia país para hacer frente al crecimiento de otros puertos del Pacífico.

La existencia de un muelle para la industria de cruceros debe ser parte del proyecto, y sabemos que las voluntades políticas así lo han entendido. Además, el universo de mipymes, con sellos característicos de la ciudad, que innovan y aprovechan las ventajas comparativas con significado cultural y patrimonial, hace posible pensar que, junto a la industria turística, sean reales alternativas de desarrollo.

Debemos trabajar de manera integrada, con el objetivo de discutir e implementar una política para construir una ciudad digna. Valparaíso tiene una de las más nutridas ofertas educacionales, culturales y de pensamiento, representadas por sus diversas y prestigiosas universidades y centros de formación académica. Nuestra invitación es que a partir del acuerdo de voluntades que se está gestando, se logre despertar nuestra ciudad y concretar de una vez por todas la expansión que el puerto requiere, en armonía y respeto con la ciudad, con plena participación de los porteños y con una mirada de futuro y de protección del medioambiente desde todas sus dimensiones.