Pesar por muerte de uno de los gestores del Club de Viña
V. DEL MAR. Presidente por más de tres décadas de la emblemática institución de la Ciudad Jardín, falleció a los 74 años de una enfermedad vascular cerebral.
Tras varios años de enfrentarse a una enfermedad inflamatoria cerebral, a los 74 años falleció el destacado arquitecto y presidente por cerca de tres décadas del Club de Viña del Mar, Lucas Molina Achondo, un personaje que muchos consideran icónico del paisaje cultural y social de la Ciudad Jardín, de la que no se quiso ir nunca.
Precisamente su vínculo con esta comuna, en la que no nació, pero a la que llegó de muy niño, se materializó en un trabajo con instituciones tan propias de la identidad viñamarina como Everton, el Valparaíso Sporting o el Colegio Mackay, donde ejerció, en la mayoría de los casos, roles ad honorem. Estos méritos lo llevaron a recibir, por parte del municipio de Viña del Mar, el reconocimiento de ser Ciudadano Ilustre.
Líder del CLUB DE VIÑA
Todos sus amigos concuerdan que tuvo múltiples facetas, como arquitecto, empresario, agente inmobiliario o amante de los caballos y de la hípica, entre otras, pero su rol como presidente del Club de Viña del Mar fue alabado por todos. Hoy día se reconoce en Lucas Molina al responsable del nombre que se ha hecho la sociedad a nivel nacional e internacional, aunque por encima de todo eso se valora "su capacidad de mantener el palacio en un estado de conservación extraordinario".
O al menos así lo cree el médico y nuevo presidente del club, Armando Cruzat, quien contó que "Molina ingresó hace más o menos 40 años y se hizo cargo de un club que venía de capa caída y que había perdido vida". Fue Lucas Molina uno de los encargados de levantarlo nuevamente, darle vida social y mantener una infraestructura patrimonial de la comuna que, pese deteriorarse con el terremoto de 2010, "se levantó de nuevo gracias a la gestión de Lucas, que recuperó todos sus adornos, sus frisos, sus cuadros".
Otro que lo conoció bien, como compañero del Colegio de los Sagrados Corazones en los años 50, fue el exdiputado Gonzalo Ibáñez Santa María, quien retoma la idea de que "su gran obra fue el Club de Viña del Mar", en un trabajo, según dice, por el que le tiene "tremenda admiración a Lucas, por haber mantenido ese espacio durante todo este tiempo".
Amigos lo recuerdan
En ese rol como presidente del club, el doctor Cruzat define a Molina "como un buen presidente, un gran líder, siempre preocupado de que la gente estuviera contenta, preocupado del personal, de todos". Un recuerdo parecido tiene su amigo Guillermo Morales, quien veía en Lucas Molina "un carisma y una empatía personal muy fuerte que le permitía llegar muy bien y de manera transversal a las personas".
Su amigo también, el abogado y académico Agustín Squella, lo describió como una "persona abierta e inclusiva" y que tuvo como característica principal "el humor, la camaradería y el cultivo de la amistad entre personas de lo más diversas". En el Club de Viña, siempre invitado por él, dice que vivió buenos momentos" y lamenta que la "barra de ese club no será ya la misma".
"Fue un buen presidente, gran líder, siempre preocupado de que la gente estuviera contenta, preocupado del personal, de todos".
Armando Cruzat, Pdte. del Club de Viña del Mar
"Su gran obra fue el Club de Viña del Mar. Tengo una tremenda admiración por Lucas, por haber mantenido ese espacio durante todo este tiempo".
Gonzalo Ibáñez, Exdiputado