La recuperación del Teatro Municipal
La alcaldesa Ripamonti y la ministra Arredondo anunciaron la reapertura del histórico recinto el próximo 1 de diciembre. El Teatro Municipal de Viña del Mar debe ser la pieza central de cualquier intento por recuperar el casco histórico de la ciudad y potenciar sus actividades de todo tipo.
Con sus trece años de cierre obligado debido a los daños que sufrió por el terremoto de 2010, sus obras en permanente controversia, las suspensiones interminables y las licitaciones fracasadas, la recuperación del Teatro Municipal de Viña del Mar, cuya reapertura fue anunciada esta semana por la alcaldesa Macarena Ripamonti y la ministra de las Culturas, Carolina Arredondo, se eleva como un caso paradigmático de las dificultades que tiene el Estado -sus municipios y gobiernos- para resolver a tiempo los problemas de infraestructura urbana.
El rastro de las incompetencias que mantuvieron cerrado más de una década el principal escenario viñamarino no debe quedar en el olvido, sino convertirse en ejemplo del tipo de afrenta pública que nunca más debe repetirse. El daño al patrimonio artístico viñamarino queda sólo parcialmente saldado con el término de las obras de reconstrucción y la reanudación de funciones, porque en la práctica, los trece años cerrado representaron un retroceso de Viña del Mar en el desarrollo de las numerosas actividades artísticas que usan el escenario del Municipal como principal centro de expresión y su rol insustituible como centro de eventos para la comunidad viñamarina nunca pudo ser cubierto en todo este periodo.
Por ello, tan importante como la recuperación física de la infraestructura es la reconstitución del tejido organizacional que le da vida al teatro. Nuevo como está, su administración debe estar a la altura de sus capacidades tecnológicas y dar vida a una cartelera de actividades que tenga la potencia de irrumpir con fuerza en el alicaído ambiente cultural de la ciudad. Más aún, porque el Teatro Municipal de Viña del Mar debe ser la pieza central de cualquier intento por recuperar el casco histórico de la comuna para beneficio de todos sus habitantes. En esas circunstancias, el desafío para la alcaldesa Ripamonti y su equipo no termina el 1 de diciembre con el acto de reapertura, sino que apenas comienza.