En un esperado fallo, cuyo acuerdo fue anunciado hace un par de semanas, el Tribunal Calificador de Elecciones (Tricel) revocó la última decisión del Tribunal Electoral Regional (TER) y acogió, en parte, la acusación presentada en 2020 por un grupo de exconcejales, resolviendo suspender al alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, de sus funciones por el plazo de un mes y el 50% de su sueldo durante el mismo lapso.

Al requerimiento original, de autoría de los exediles Marcelo Barraza (DC), Ruth Cáceres (RN), Eugenio Trincado (DC), Luis Soto (UDI), Carlos Bannen (UDI) y Daniel Morales (Movimiento Valparaíso Primero), se le sumaron posteriormente las firmas de los concejales Marina Huerta (DC), Pedro Solís y Jaime Bahamondes (ambos en cupos de la UDI), Iván Vuskovic (Ind. ex PC) y Yuri Zúñiga (Ind. ex PS).

Rechazada tanto en su petición principal como subsidiaria, los concejales contraatacaron con un recurso de apelación subsidiario pidiendo revocar la sentencia del TER y volviendo a solicitar su remoción e inhabilidad para cargos públicos o, en su defecto, las medidas disciplinarias respectivas.

Así, tras su deliberación el Tricel recurrió a uno de los más de 30 cargos para la sanción, la falta de supervigilancia y control en el llamado "escándalo de las unidades productivas" de Cormuval.

En su estilo, el alcalde ayer descargó responsabilidades contra las administraciones anteriores de Hernán Pinto y Jorge Castro, como también apuntó -junto a su abogado- al rol del ministro del Tricel y expresidente del Senado, Sergio Romero, por su "pasado pinochetista" y como presidente de Renovación Nacional. Ello, a través de una "entrevista" y un zoom municipales.

Con todo, frente a una sanción menor y casi anecdótica (Rodolfo Carter sufrió lo mismo y hoy es presidenciable), la reacción de Alcaldía Ciudadana parece algo desmedida y habla del nerviosismo propio de quien ve cómo la ciudad se cae a pedazos, con fuertes cesiones al narcotráfico, la delincuencia y el comercio ilegal, aunque algunos aún se arrodillen y firmen grandes "acuerdos" con él.

Este jueves 16 de noviembre, el Círculo de la Prensa de Valparaíso, una organización netamente porteña, cumple un siglo de vida institucional.

Entidad pionera a nivel país, que reúne a periodistas y trabajadores de la prensa local, ha pasado por difíciles momentos en los últimos años, incluso desde antes de la pandemia y del llamado estallido social, fenómenos cuyos efectos aún son visibles en la ciudad y que casi se han perpetuado en algunas actividades e instituciones.

Fundado el 16 de noviembre de 1923, por 22 visionarios periodistas que se reunieron para esos efectos en la sede de la Federación de Estudiantes de Valparaíso, el Círculo de la Prensa porteño, que no es una organización gremial, se ha comprometido desde siempre con la defensa de la ciudad que nos cobija.

Es así que desde sus inicios estuvo vinculado a la comunidad, impulsando actividades culturales, sindicales, deportivas y recreativas, como las Fiestas de la Primavera o las aún hoy recordadas fiestas de Los Que Pasaron Agosto, desarrolladas en el último día de ese mes, para los socios, adultos mayores y otros muchos adherentes. En los últimos tiempos formó parte también del Comité de Defensa de la Plaza Victoria.

El Círculo de la Prensa de Valparaíso no sólo es la primera organización de periodistas que tuvo el país, sino que también, y en forma inédita, incluyó en su listado de socios a los trabajadores técnicos y administrativos de los diarios "El Mercurio" y "La Unión" de Valparaíso. Fue vital, además, en la creación, 33 años después, del Colegio de Periodistas de Chile, en 1956.

En este centenario, que ahora recordamos, su comité administrativo, compuesto por quien suscribe, como último presidente, y el colega periodista Carlos Paredes, secretario, da fe que esta querida institución está herida, pero no muerta.

El desafío principal de los últimos años ha sido asegurar su permanencia física, administrando lo mejor posible, de acuerdo a las difíciles circunstancias, los únicos bienes inmuebles que los socios periodistas y trabajadores de la prensa poseen en la ciudad, para así cumplir con las ineludibles obligaciones impositivas (pago de contribuciones de bienes raíces), que más de una vez, en el pasado, nos tuvieron al borde del remate, como también las obligaciones que tienen que ver con la comunidad del Edificio Camilo Henríquez, donde está nuestra sede, que también sirve de sede al Consejo Regional Valparaíso del Colegio de Periodistas de Chile.

En estos momentos estamos abocados a actualizar nuestra lista de socios, ya que varios han fallecido en este período y otros, por diversas razones, se han alejado, para que en el primer semestre del próximo año se pueda llamar a elecciones y normalizar la vida de una entidad que, creo, tiene mucho que decir y hacer en pro de un mejor presente y futuro de esta ciudad y sus habitantes.