El alarmante avance de la corrupción
El último estudio de opinión pública del CEP ubicó a la corrupción en el quinto puesto de preocupaciones ciudadanas.
A pocas semanas del plebiscito constitucional, el Centro de Estudios Públicos (CEP) publicó un nuevo Estudio Nacional de Opinión Pública N° 90, cuyos resultados muestran el profundo deterioro que tiene la imagen de la actividad política, del ejercicio del gobierno y de las personas que se han mantenido en la conducción del país, el Congreso y los municipios en los últimos años. Aunque los chilenos mantienen su opinión de que los principales problemas del país son delincuencia, salud, pensiones y educación, todos estos muestran una leve baja respecto de la medición anterior (junio-julio 2023), en cambio la corrupción, que aparece en un preocupante quinto lugar, experimenta un fuerte incremento frente a la cifra del estudio anterior y un salto de once puntos respecto de los resultados obtenidos en la encuesta CEP de fines del año pasado.
Más aún, de acuerdo al sondeo realizado de manera presencial a 1.478 personas, entre el 24 septiembre y el 2 noviembre pasados, un 59% cree que el nivel de corrupción en Chile es "mucho o algo mayor" que en comparación con hace 5 años. Respecto a las prácticas que se cree están más extendidas entre las autoridades públicas, un 32% opina que es "ubicar a sus familiares y amigos en posiciones de poder", un 22% el "usar información o fondos públicos para beneficio propio", un 15% que es "aceptar sobornos para asignación de contratos o decisiones de política pública" y un 11% que van a "influenciar la asignación de recursos a sus organizaciones o las de sus cercanos".
Como indican este y otros estudios de opinión, esta degradación rápidamente contagia la percepción de las instituciones y la sensación de abuso que las malas prácticas provocan en la ciudadanía pueden derivar en un lamentable detrimento de la función pública en general, sin individualizar a responsables específicos. Todo este escenario es particularmente preocupante ad portas del plebiscito por una nueva Constitución y el ciclo electoral que le seguirá. El desafío de toda autoridad no es repetir el gastado gesto de mostrar y decir que se tienen las manos limpias, porque eso ya no es suficiente. En el estado actual de las cosas, sólo vale una limpieza real que asegure la ejecución de todo recurso público con eficacia y transparencia.