Las perspectivas para el Año Nuevo
El alto nivel de reservas que ya tienen los hoteles y restaurantes del borde costero anticipa unas fiestas con miles de turistas. Para las comunas, el desafío es ofrecer una experiencia de orden, limpieza y seguridad que deje una buena impresión en los visitantes y los invite a regresar.
A un año de la suspensión del espectáculo pirotécnico y sus lamentables consecuencias para el turismo, el panorama que viven hoteles, restaurantes y agentes de Valparaíso, Viña del Mar, Concón y otros puntos del borde costero regional para el Año Nuevo 2023 es diametralmente opuesto y augura una sincera reactivación económica. A ello ayuda no sólo la confirmación de que sí habrá show de fuegos artificiales en la bahía, sino también la coincidencia de un fin de semana largo, junto con un conjunto de actividades complementarias que invitan al regreso de los visitantes perdidos en diciembre de 2022. En muchos hoteles de Valparaíso las reservas ya se agotaron hace un par de meses, especialmente de turistas extranjeros que no desean perderse el retorno de los fuegos artificiales, y algo similar ocurre en la Ciudad Jardín, donde esperan el arribo de visitantes desde Santiago y otras zonas del país, para disfrutar la tradicional noche pirotécnica junto al mar.
Esta situación ayuda a la resignificación del turismo como una de las actividades económicas más importantes de la Región y deja en evidencia el maltrato que sufrieron aquellos negocios perjudicados por la descoordinación y los incumplimientos que frustraron el Año Nuevo en el Mar en 2022.
Sin embargo, conseguir las reservas y atraer a los visitantes es solamente la mitad de la tarea en este rubro. De que la experiencia de ese turista sea satisfactoria y acorde a las expectativas creadas dependen su decisión de volver y sus comentarios positivos, ambas herramientas claves para reposicionar a la zona en el cuadro de destinos destacados a nivel sudamericano. Para ello no sólo se necesita que los servicios contratados sean de buen nivel, sino que las ciudades sean capaces de mostrar orden urbano, limpieza, facilidades de transporte, seguridad, orientación y atractivos complementarios. Parte el verano y surge de inmediato la duda: ¿estarán Viña y Valparaíso a la altura del desafío?