LOS MARTES DE DON DEMETRIO De dulce y de agraz
POR DEMETRIO INFANTE FIGUEROA, ABOGADO Y EXDIPLOMÁTICO POR DEMETRIO INFANTE FIGUEROA, ABOGADO Y EXDIPLOMÁTICO
Inicio la escritura de estas líneas el domingo, antes de que se conozcan los resultados definitivos de la consulta ciudadana, pero en momentos en que es claro que ha triunfado la opción "En contra". A mi juicio, lo acaecido deja en el alma un gusto de dulce, pero también de agraz, sobre todo si se tiene en cuenta el futuro del país.
Me deja un gusto dulce el hecho de comprobar, una vez más, que los chilenos -pese a las diferencias que nos dividen y a las dificultades que tenemos ante el futuro- hemos sido capaces de hacer honor a la tradición que nos honra en el sentido de que nuestras disputas, por más profundas que sean, pueden ser resueltas de un modo institucional. Como lo dijo el Presidente Lagos en su oportunidad, "hay que dejar que las instituciones funcionen" y hoy ellas han funcionado. La nación, como un todo, no se ha salido de esa tradición y ha resuelto una diferencia política sustantiva dentro de los marcos indicados por la ley. Fuimos los chilenos que por medio del voto hemos dado a conocer nuestro parecer y esa es una conducta que es reconocida por la comunidad internacional y que dentro del país es respetada por tirios y troyanos.
También me deja un gusto dulce haber verificado cómo los ciudadanos nos hemos comportado. En todos los lugares de votación hubo tranquilidad, paz y respeto, algo que desgraciadamente hemos perdido en los momentos en que vivimos cuando los asaltos, la inseguridad, el no respeto por la vida y la integridad física del prójimo se han deteriorado en forma clara. Es de esperar que los inmigrantes, que han llegado en gran cantidad, comprueben cómo nos gusta vivir a los chilenos y darse cuenta que si ellos desean permanecer en el país, deben seguir nuestras tradiciones. Como siempre, los lugares de votación fueron resguardados por la Fuerzas Armadas, cosa que sucede en pocos países del mundo, y los uniformados, una vez más, demostraron que saben cumplir a cabalidad y con honor una tarea que de por sí les es ajena a su actividad diaria. Adicionalmente, dentro de esa tranquilidad en los lugares de votación, constituye realmente un acto de fe en el futuro del país el comprobar que las mesas escrutadoras en su gran mayoría estaban a cargo de gente joven, quienes ejercieron sus funciones con la seriedad que un acto como este amerita. Este hecho de por sí da una esperanza concreta respecto del futuro del país, ya que pareciera que está cayendo en manos de gente que no piensa que por su juventud posee una categoría excluyente, como lo han señalado destacados políticos de lo que podríamos llamar "la nueva ola".
Pero, al mismo tiempo, hay un tremendo gusto de agraz. Chile ha perdido la oportunidad de darse una Constitución Política que siguió un procedimiento multipartidario e inclusivo, como fue la creación de una Comisión Experta, el establecimiento de ciertos límites que debían ser respetados y la selección de un Consejo elegido por la ciudadanía. Es decir, estábamos frente a un texto que puede no haber gustado a todos, pero que con seriedad daba pie a la clase política para solucionar los apremiantes problemas existentes, tales como la seguridad, la salud o las pensiones. El tema constitucional quedará en el limbo, por ahora. Las fuerzas que respaldan al Gobierno dicen que no se insistirá en un nuevo intento constitucional en lo que queda del mandato del Presidente Boric, pero hay una variedad inmensa de alternativas dadas por los diversos partidos de izquierda para tratar de volver al tema en un futuro próximo. Desde los que indican en dos años más, pasando por los que hablan de 20 años o los que nos amenazan con que será "la calle" la que nos dirá cuándo será el momento oportuno para una nueva intentona constitucional. Sucede que nos seguirá rigiendo una Carta Magna que la izquierda ha denominado siempre como "la Constitución de Pinochet" o la "Constitución de los cuatro generales", dándose la controvertida y curiosa conducta que la propia izquierda, con su votación de este domingo, ha dado una especie de patente democrática a ese texto. Por otra parte, quienes por años se negaron a reconocer que la Constitución que tenemos fue aprobada en el año 2005 bajo la Presidencia de Ricardo Lagos, y que está suscrita por personeros como Francisco Vidal, Osvaldo Puccio o la senadora Yasna Provoste, deberán dar pie atrás y estos tendrán que reclamar a los suyos un reconocimiento que se les ha negado y, lo que es peor, que ellos mismos han callado.
Mi temor es que con la Constitución que nos continuará rigiendo no seremos capaces de resolver las dificultades apremiantes que nos afectan, pues esta permite que existan insignificantes diásporas políticas que contando con uno o dos parlamentarios puedan bloquear en el Congreso proyectos necesarios destinados a solucionar aquellas. Se ha perdido la oportunidad de crear un sistema que obligue a alcanzar grandes acuerdos y que deje a la vera del camino a personeros de poca monta que por defender intereses personales están en condición de impedir que Chile realmente progrese.
Sólo queda esperar que quienes tienen sobre sus hombros la responsabilidad de gobernar el país tengan conciencia que dentro "de la Constitución de Pinochet" es necesario hacer un serio esfuerzo para buscar soluciones plausibles y efectivas a las urgencias de todos los habitantes de esta hermosa tierra y su mar que Dios nos dio.