Triple recalada de cruceros en el Puerto
Valparaíso requiere de un plan concreto para encantar y cuidar a los turistas que la visitan. Sólo así esta actividad será un activo. La batalla contra el comercio ambulante y las incivilidades que agreden y afean el barrio puerto necesitan claramente de ordenanzas y prohibiciones claras.
La triple recalada del "Viking Jupiter", "Celebrity Eclipse" y "Exploris One" y una afluencia de más de 7 mil pasajeros dio un marco especial el pasado sábado 23 a la Navidad en el Terminal de Pasajeros de Valparaíso, hecho que no ocurría desde el mes de febrero de 2016.
De una forma u otra, el turismo muestra siempre una resiliencia admirable a la hora de insistir con la Ciudad Puerto, misterioso y deseado destino para visitantes de todas partes del mundo. Por lo mismo, es la hora de cuidar ese activo, el verdadero patrimonio de Valparaíso, y reenfocar los servicios, las rutas y las ofertas al menos en la temporada de cruceros que va desde octubre a marzo.
Hace algunos días, un ejecutivo de la Empresa Portuaria de Valparaíso comentaba una aguda exposición realizada por el director del Museo Palacio Baburizza, quien con decisiones tan simples como abrir en los días u horarios que acomodaban a los turistas, convirtió el Palacio de Bellas Artes en un paseo obligado para los mismos. Lo mismo ya ha socializado la nueva presidenta del directorio de Parque Cultural de Valparaíso, el cual, pese a su rica historia, insólitamente no cuenta con rutas permanentes o venta de souvenirs o merchandising.
La batalla contra el comercio ambulante y las incivilidades que agreden y afean el barrio puerto, que debiese ser el sector más pulcro de la ciudad, necesitan claramente de ordenanzas y prohibiciones claras, que permitan el tránsito libre y sin temores propios de los ya clásicos lanzazos a turistas.
De tal manera, el Acuerdo por Valparaíso, que incluyó la construcción de un terminal exclusivo para pasajeros debiese ampliarse a la oferta y realidad que van desde el desembarco hasta la nueva subida de los pasajeros al crucero, usualmente 24 horas después.
Sólo así Valparaíso podrá contar con el turismo como un motor reactivador de su alicaída economía.