LA TRIBUNA DEL LECTOR Pecados Comunes
POR FERNÁN RIOSECO, ACADÉMICO de la universidad de valparaíso
Hace unos días, la unanimidad de los miembros del Consejo Directivo del Servicio Electoral solicitó al Tribunal Calificador de Elecciones la disolución del Partido Político Comunes, por graves y reiteradas infracciones a los artículos 41 y 44 de la Ley Orgánica Constitucional de Partidos Políticos, esto es, por no dar cumplimiento a su obligación legal de justificar el destino de los recursos públicos entregados en su oportunidad, en el plazo establecido por la ley.
Comunes es uno de los principales partidos políticos que conforman la agrupación mejor conocida como Frente Amplio, junto con Revolución Democrática y Convergencia Social, este último el partido del Presidente de la República.
Como es de público conocimiento, varios de los militantes de Revolución Democrática han sido objeto de cuestionamientos debido a su presunta intervención en el llamado caso Fundaciones e, incluso, algunos han quedado en prisión preventiva luego de su formalización.
¿Es esta la mayor crisis del Frente Amplio en su corta existencia? Sin duda, pero sería necio reducir el problema sólo a las actuaciones personales de algunos de sus militantes.
Si el Frente Amplio quiere subsistir como coalición política y tener alguna posibilidad de retornar al poder una vez que dejen de ser gobierno, es necesario que hagan una lectura correcta de la crisis y, sobre todo, de sus causas.
Como siempre, el problema es multifactorial, pero una de las causas más importantes tiene que ver con una falla de origen, un defecto de fábrica y un pecado generacional: la soberbia.
Pocos se acuerdan, pero luego de sus primeros éxitos electorales, varios de los dirigentes frenteamplistas no dudaron un segundo en lapidar en la plaza pública a los representantes de la "vieja política", esa de los vilipendiados 30 años, olvidando que esa misma vieja política fue la que encauzó al país por la senda del progreso y del crecimiento económico, llevó a Chile a ingresar a la OCDE y a tener un ingreso per cápita similar al de una potencia europea como Portugal. Qué tiempos aquellos, ¿no?
El principal vicio del Frente Amplio es un pecado de origen. A diferencia de otros proyectos políticos similares como Syriza en Grecia, Insumisa en Francia e, incluso, Podemos en España, el éxito electoral nubló a la mayoría de los dirigentes frenteamplistas. Esa nueva elite, que se adjudicó el rótulo de "nueva izquierda", olvidó que su proyecto político no es más que un experimento que salió relativamente bien, casi por casualidad, pero cuyas ideas refundacionales no representan a más del 25% de la población.
La virtud, dice Aristóteles, no es algo que venga con el nacimiento. Se adquiere, se aprende, se perfecciona.
Si el Frente Amplio (o como se llame en el futuro) quiere seguir influyendo en la vida política del país, tendrá que enmendar el rumbo y adquirir, a costa de golpearse contra la realidad, una buena dosis de humildad.