Hora de balances
POR WINSTON POR WINSTON
Aunque nadie me pidió un resumen de 2023 o algún pronóstico de este 2024, y aún cuando ya pasó la Pascua de Reyes, que era la fecha en que mi mamá retiraba el arbolito de Navidad, marcando el término de las celebraciones, no me siento capacitado para escribir una nueva columna sin antes pasar por este análisis.
No quiero ser negativo, pero se me ocurren más cosas malas que buenas del año que se fue. Parto por el fútbol, con el pobre desempeño en competencias internacionales de los clubes y el mediocre rendimiento de la selección nacional. La definición del torneo entre Huachipato y Cobresal habla más bien de mediocridad que de una buena competencia. Para qué hablar del trasvasije del club de Talcahuano a la Universidad de Chile, lo que da cuenta de que los representantes perdieron todo pudor. Cierro con la norma que permitiría un sexto extranjero. La verdad es que no lo veo como algo terrible, son los nuevos tiempos que corren para Chile, un país cada vez más diverso.
Hasta ahí lo malo, lo bueno fue único y supera todos los dolores de cabeza que nos entrega el fútbol: los Panamericanos Santiago 2023. Voy mucho más allá de las medallas y los extraordinarios rendimientos deportivos, me refiero a la organización, el público en los estadios y la buena onda en torno a todos los deportes y nacionalidades. Lo que sucedió ahí es una evidencia de que, si hay un buen espectáculo en un entorno seguro, la gente está ávida de participar.
Del 2024 no espero mucho, ya he dicho antes que es mi filosofía de vida, así cualquier cosa buena que ocurra será una ganancia. Si tuviera que apostar por un deporte, lo haría por el tenis y la consolidación de Nicolás Jarry (acompañado de sus pequeños Juanito y Santiago) en lo más alto. Los Juegos Olímpicos los espero como espectáculo, pero no me hago ilusiones en lo deportivo con Chile, la vara quedó muy alta y este puede ser un baño de realidad bastante doloroso.
De la Copa América, mejor ni hablar. Puede ser la lápida para la a estas alturas oxidada generación dorada, aunque espero equivocarme y que sea, en cambio, "el último baile". En las copas Libertadores y Sudamericana, más de lo mismo, la mayoría eliminado en las primeras fases y una "cenicienta" que se escapa y entusiasma a todos para luego desilusionarnos. Los periódicos y sitios especializados nos llenarán con gráficas de los paupérrimos rendimientos y la diferencia de presupuestos, mientras que los comentaristas harán gárgaras culpando a Milad y la mafia de los representantes.
Un último párrafo para Manuel Pellegrini. El ingeniero cumplió 70 años el 2023 y, al parecer, todo indica que nunca va a hacerse cargo de la selección chilena. Es razonable que luego de una carrera brillante en distintas partes del mundo, no quiera terminar con el sabor amargo que podría significar un fracaso en la selección. Pellegrini siempre ha argumentado que no están las condiciones que a él le gustarían para hacerse cargo y, siendo realistas, nunca van a estar. Y es que nunca han estado para nada y para nadie, esa es la realidad que nos ha tocado vivir siempre desde Almagro en adelante, ya sea por la ubicación de Chile al sur del mundo, condiciones climáticas, terremotos, maremotos, etc. Lo que nos ha hecho grandes es sobreponernos y salir adelante pese a todo. Lástima que el bueno de Manuel no lo entienda así. Creo que pierde Chile, pero, sobre todo, pierde él. Ojalá que cuando se dé cuenta no sea demasiado tarde.